La difusión en plena veda electoral de un video falso de Mauricio Macri, generado con Inteligencia Artificial (IA), provocó un temblor en el ecosistema de político. Durante el sábado, a horas de las elecciones porteñas, aparecía una recreación verosímil del expresidente -así la definió él mismo- anunciando que bajaba la candidatura de Silvia Lospennato y llamaba a votar a Manuel Adorni, el candidato de Milei. La emergencia de la IA en las campañas electorales introduce una variable que aún es difícil de descifrar y, en consecuencia, a la que es difícil reaccionar.

Reivindicar la comunicación política es reivindicar el derecho de los ciudadanos a acceder a información clave para su participación democrática y su relación con el poder político. ¿Pero qué pasa cuando esa comunicación se contamina, se ensucia y ya es difícil de desitinguir lo verdadero de lo fake? En diálogo con RosarioPlus el consultor político Mario Riorda se refirió a la novedad que introduce esta nueva herramienta en el ámbito de la comunicación políticas, sus posibilidades, su escalabilidad y los reparos a tener ante un abanico que se amplía al infinito sin perder eficacia.

“La inteligencia artificial aporta a la comunicación política una serie de acciones que son bastante novedosas por la eficacia. Muchas que tienen que ver con la capacidad de expansión o la escalabilidad, básicamente pensando en automatización, generación rápida de activos digitales y sistemas que permiten reponer cuentas a una escala impensable hace tiempo, formatos de diseminación, posibilidad de enriquecer bases de datos, posibilidad de optimizar esas base de datos y los puntos de contactos con esa base de datos”, explicó. 

Dentro de estas posibilidades se encuentra también “la factibilidad de generación de contenido original inédito, independientemente de la veracidad e independientemente del patrón ético que pudiera tener ese tipo de contenidos”. Aquí entra el video fake de Mauricio Macri.

En este mismo sentido Riorda advirtió: “Vale la pena distinguir entre lo que es una campaña de contraste o una campaña negativa: que se vale de hechos que existen, que se vale del dato empírico, que se vale de contenido que es real. De campañas sucias que se vale básicamente de contenidos fake, de ficción, de inventos”.

“Dentro del mundo fake existe lo que se llama la deep fake que emerge desde las posibilidades tecnológicas que la inteligencia artificial (IA) o la complejidad de la edición ha permitido generar. Claramente esta idea forma parte del capítulo de la campaña sucia, en tanto y en cuanto, altera la competitividad incorporando visiones no reales, alterando la identidad, generando condiciones de desventaja para alguien que es desfavorecido por alguna fake”, explicó. Este término nuevo que estamos aprendiendo a las malas busca categorizar el desconcierto. A diferencia de las noticias erróneas, la descontextualización o la desinformación, los deep fake son contenidos audiovisuales manipulados mediante un software de inteligencia artificial y enteramente elaborados para generar engaño o confusión.

Las redes, que en un primer momento fueron pensadas como una ampliación democrática, hoy juegan un papel negativo. Está probado que las desmentidas de contenidos falsos que se viralizan tienen mucho menor alcance que la mentira. Prueba de esto es que aún hay gente que piensa que efectivamente un león estuvo suelto por el metro de España, como lo comentaba Alconada Mon en una entrevista con Sietecase, al referirse al contexto actual del periodismo

Sobre esto Riorda también advirtió sobre una nueva tendencia en el mundo de las redes. “Las grandes plataformas particularmente en X,  Meta u otras menos masivas como Reddit, funcionan como expansoras de fekes porque han eliminado, o algunas directamente ni siquiera tienen, instancias de chequeo. Ahora desestiman todo el árbol de denuncias o las posibilidades de denuncias que antes sí frenaban este tipo de contenidos no solamente de odio sino particularmente lo lo asociado a deepfake. Esto genera una tendencia internacional absolutamente irrefrenable”, detalló.

Para Riorda la primera restricción y, por el momento, la única eficaz es la autorregulación. “El primer modo para frenar esto es la autorregulación, vale decir, una cosa es trabajar sobre el formato negativo que es totalmente habitual en el mundo electoral donde las campañas se han negativizado, prácticamente a nivel internacional en todos los contextos, y otra cosa es pensar en acciones fake”. 

Sobre la posibilidad de regulaciones legales que puedan ponerle parapetos a estos usos Riorda se mostró escéptico: “Es difícil regular legalmente esto. Generalmente algunos países europeos que han intentado hacerlo fueron criticados porque de antemano presupone un intento de censura. Luego es difícil porque la justicia llega tarde y con poca evidencia. Y generalmente, el proceso electoral acaba y genera ganadores y perdedores, y todo el acto judicial puede demorar muchísimo tiempo. La verdad es que es un terreno gris, un terreno incierto, donde particularmente asociado a esta idea de las campañas fake vía Fake estamos viendo simplemente la primera parte los inicios de algo que seguramente va a ir creciendo”.

También se abre una pregunta en torno a lo generacional y la época. Hay códigos, registros, modos que son propios de un momento histórico y que los protagonistas de la época inmediatamente anterior miran con desprecio y temor al sentirse ajenos a unas reglas de juego que cambiaron y que amenazan con desplazarlos. Macri respondió con un comunicado a destiempo y enojado mientras que el mileismo se reía ante el desconcierto del PRO. “Si el video es mentira porque Lospennato no se votó a ella misma”, dijo un militante libertario marcando que la candidata del PRO no pudo ni votarse ella misma ya que no tenía la residencia en la ciudad. La expresión muestra que entre tanto fake algo de lo real se revela.

La operación fue efectiva no porque haya convencido a alguien de votar a Adorni en lugar de Lospennato, sino porque dañó al mostrar viejo y desactualizado a un partido que no tiene ni dos décadas. El PRO no supo cómo dar respuesta a la altura del momento histórico y optó por una movida mediática. Así, mientras Milei acusó a Macri de estar “muy llorón”, Macri le respondió: “Javier, yo dejo de llorar por las maldades de tu entorno si vos dejás de llorar por los periodistas”. Cada cual defiende, discute y apela a su propio ambiente. Pero lo que parece necesario es dar cada batalla en el escenario en que se plantea. En este caso, la discusión fue en el escenario virtual. Allí también terminó de mostrarse vulnerable Mauricio Macri, quien hasta hace muy poco tiempo parecía intocable.