El negocio del fútbol actual pretende realidades que a duras penas se sostienen y que, en ese empeño, acaban con la vida institucional y social de cientos de clubes. Es inevitable preguntarse hasta dónde puede sostenerse una competencia en la que un plantel deba fatigar 1.400 kilómetros en un ómnibus de línea, para disputar un partido que, en el mejor de los casos, apenas juntará un puñado de hinchas locales solamente.

Este viernes partió el primer equipo del club Tiro Federal rumbo a Puerto Madryn, para honrar el compromiso que tiene este domingo a las 15, por la fecha del Torneo Argentino A, de clubes de AFA. Los 15 jugadores, con la dupla técnica formada por Pablo Castella y Alberto Bulleri, y el preparador físico no salieron desde el aeropuerto. Ni siquiera desde la sede del club en barrio Ludueña. Lo hicieron desde la estación terminal de ómnibus Mariano Moreno, como cualquier hijo de vecino, y mezclados entre los demás pasajeros de un micro de línea, conocido popularmente entre los viajeros del sur como “El Lechero”, por la cantidad de escalas que suma a lo largo de su travesía.

Los futbolistas del Tigre de Ludueña tienen un viaje de 28 horas por delante. Calculan que llegarán este sábado al mediodía a Puerto Madryn. Mientras tanto, se conocieron ya algunas fotos del inefable periplo que los lleva en camino. Hoy pararon a almorzar en Junín. El menú corrió por cuenta del presupuesto del club que preside el empresario Carlos Tito Dávola: un pebete de jamón y queso para cada uno, y arriba de nuevo que falta mucha ruta por delante.

Deportivo Madryn los espera, y los muchachos de Tiro esperan que les vaya mejor que en el último partido, cuando perdieron en su cancha 5 a 0 contra 9 de Julio, de la localidad cordobesa de Morteros. Por lo menos, un consuelo que justifique hacer tremendo viaje, en tales condiciones, y encima perderse el clásico rosarino.

Fotos: @JuanjoCavalcant