Ludueña vive un presente muy duro. En las mismas calles por las que andaba en su bicicleta el Pocho Lepratti o en la zona del histórico comedor del padre Edgardo Montaldo, se ha desatado una sangrienta disputa de territorio entre bandas narco. De un lado, un grupo que estaría vinculado a Esteban Alvarado, liderado desde la cárcel por Francisco Riquelme. Del otro, los que recibirían apoyo logístico de Los Monos, liderado por Mauro Gerez, preso desde junio. Y así, balaceras, homicidios y búnkeres pasaron a convertirse en palabra común para los vecinos de una barriada de trabajadores, que busca sobrevivir en medio de una guerra. Hoy, en medio de esas complicaciones, parece haberse dado un paso importante, con los 57 allanamientos que terminaron con 30 detenidos y mucha información para analizar de aquí en más.

"Desde la medianoche, más de 600 efectivos de Gendarmería, de las TOE, y equipos tácticos de la AIC nos desplegamos con mucho sigilo. Fueron casi 60 allanamientos, 45 de la justicia provincial y 12 con datos de Fiscalía Federal, porque venían de investigación por narcotráfico. En los otros, se imputarán balaceras, extorsiones y quizás pueda aparecer alguno de los tantos homicidios que sacudió al barrio en estos meses. Lo que logramos hacer hoy no se genera de un día para el otro. Fueron dos meses de planificación, relevando datos. Y a la hora de actuar, se contó con el apoyo de la Unidad Regional II, que ayudó a blindar el barrio. Mientras estuvimos allanando, Ludueña quedó totalmente sitiado". La revelación, en diálogo con RosarioPlus, es de uno de los investigadores que diseñó la impactante acción que se llevó adelante durante toda la madrugada, con instrucción de tres fiscales provinciales y uno federal.

El despliegue policial se venía planificando con tiempo y en forma secreta, en coordinación entre el MPA, la Justicia Federal, fuerzas federales y el Ministerio de Seguridad de la provincia. Muchos actores que supieron cuidar el sigilo hasta llegar al territorio, sin filtración alguna. "Inclusive, cambió el ministro en el medio. Pero se pudo mantener el factor sorpresa, que es clave para el éxito de estos operativos", revela una alta fuente provincial.

Un policía retirado, balas numeradas y más secretos de la banda que cayó en Ludueña

Como saldo, se logró detener a 30 personas, de las cuales siete serán indagadas en causas por drogas y las otras 23 serán imputadas por los fiscales Pablo Socca, Georgina Pairola y Marisol Fabbro, por delitos varios. Además de cocaína, dinero en efectivo, armas, municiones, celulares, autos y motos, se le incautó a la banda un cuaderno con anotaciones que podría servir para desentrañar el armado del negocio para la venta de estupefacientes.

"En ese cuaderno prolijamente se anotaba todo. Hay nombres de cada uno de los integrantes de la banda. Ahora tenemos que peritarlo para poder imputar", le amplió la misma fuente judicial a RosarioPlus.

Una de las hojas del cuaderno incautado.
Una de las hojas del cuaderno incautado.

Entre las personas detenidas, hay un policía retirado. Es el padre del prófugo Jonatan Almada, a quien sicarios quisieron matar en el verano pasado, pero erraron de objetivo. Aquella vez, terminaron con la vida de su hermana Natalia, e hirieron a su bebé y su pareja. Fue el 18 de febrero en Urquiza al 6000.

Ahora, se logró dar con el papá de los Almada. Un ex policía que habría cumplido un rol importante en la banda. En su casa, de hecho, estaba el cuaderno con anotaciones. Y en los allanamientos, utilizó su pasado policial para pretender mostrar como propia una pistola 9 milímetros que se encontró y cajas con municiones. "Pero el arma y las balas son nuevas, no están usados. Habrá que ahora hacer la trazabilidad para ver cómo llegaron hasta ahí. Nuestra hipótesis es que ese domicilio era utilizado como una especie de 'Centro de Cómputos'. Hay fechas recientes y nombres de cada integrante de la familia que iba rindiendo cuenta de los  búnkeres", reveló otro de los que participó del allanamiento.  

Para muestra de lo que pasa en Ludueña, podrían escribirse varias crónicas de lo acontecido en los últimos meses, con un récord de homicidios histórico. Pero sirve contar lo que pasó hace dos semanas, cuando mataron por error en Vélez Sarsfield y Magallanes a Esteban "Chuchu" Cuenca, un muchacho de 30 años que estaba por salir a repartir empanadas junto a otros compañeros del equipo de fútbol "Los pibes de Ludueña".

Dos sicarios que perseguían en moto a un menor de edad que había instalado un puesto móvil de venta de drogas en una plaza, tiraron a mansalva y la ligaron quienes estaban en el medio: además del joven fallecido, cayeron heridos varios de sus amigos, y una hermanita suya de 12 años que estaba dentro de la cocina de la casa, con la puerta abierta. En el velorio de Cuenca, sus vecinos le dijeron a RosarioPlus: "Está lleno de búnkeres, ya no sabemos a quien acudir. En la misma manzana de la Comisaría 12, funcionan cinco". 

Finalmente, para entender el tenor de lo que puede venir de aquí en más con esta investigación, se debe sumar el dato de lo que pasó unas horas después de los allanamientos en Ludueña. En Ezeiza eran allanadas las celdas de dos detenidos célebres que están alojados en la cárcel federal de esa localidad, ambos en causas por narcotráfico: Julio Rodríguez "El Peruano" Granthon y Mario "El Rey de la Efedrina" Segovia.

Al primero ya se le probó vinculación con actores del sector financiero como Gustavo Shanahann, ex titular del Puerto Rosario al que se le encontró una cueva en pleno centro rosarino que operaba con dinero que llegaba de los búnkeres. A Segovia -que ostentaba mansiones y vehículos antes de der detenido- se lo menciona en el tráfico de armas internacional.

¿Habrá entre los 30 apresados de la madrugada del martes algún responsable de los tantos homicidios que hubo en el barrio este año?  A la respuesta la tienen los fiscales provinciales, que imputarán en pocos días. ¿Los tiratiros de Ludueña que cayeron en la madrugada se movían en conexión con peces gordos del negocio? A la respuesta la tendrá el fiscal Arzubi Calvo, que ordenó esos allanamientos en Ezeiza. Quizás, tirando del hilito, está vez se logre descoser el traje.