Una familia humilde de barrio Triángulo vive desde esta mañana de miércoles una verdadera pesadilla. Cuando salieron a la puerta muy temprano, se encontraron con que alguien había dejado una nota en el frente de la casa. El mensaje firmado por “la mafia” decía que tenían que dejar su casa, porque si no serían atacados. Junto al papel, había una bala. Y el pedido económico, con un número de teléfono al que tenían que comunicarse, era de 150 mil pesos. “Ni tengo esa plata, vivo de lo que gano acá en el almacén. ¿Y si la tuviera, qué tendría que hacer? ¿Pagarles? Mis hijos y mi casa es lo único que tengo”, se lamentó Melina, víctima de la extorsión.

La nota que le dejaron en la puerta de su casa, en Dean Funes y Liniers, incluía el nombre de los chicos de la familia. El dato, claro, aumentó el temor de lo que pudiera pasar. “Llamamos enseguida al 911, también a la Fiscalía. Vinieron unos peritos y se llevaron el papel, también la bala. Nos dijeron que en tres días podía haber una respuesta, pero ahora estamos desamparados. Acá no hay nadie que nos cuide, a nosotros ni al resto de los vecinos. A la Comisaría del barrio la cerraron hace unos años, era la 19ª. Estamos desesperados”, continuó Melina.

El pizarrón con las ofertas del almacén de Melina, víctima de una amenaza mafiosa.
El pizarrón con las ofertas del almacén de Melina, víctima de una amenaza mafiosa.

Su hermana, su mamá, los vecinos, estaban esta mañana junto a ella cuando llegaron los móviles periodísticos a cubrir la noticia. La paradoja, en los tiempos violentos por los que pasa Rosario, de la sensación que se tiene en algunos rincones de la ciudad en los que la presencia estatal es borrosa: la de sentirse un poco más protegidos cuando sus reclamos aparecen en los medios. “Pero cuando la cámara se vaya, no sabemos qué puede pasar”, reflexionó una de las clientes del pequeño almacén que atienen Melina y el resto de su familia. 

Una parte de la nota amenazante con una bala que completa el mensaje.
Una parte de la nota amenazante con una bala que completa el mensaje.

Mientras varios vecinos van contando sus historias la móvil de la Sí 98.9, a través de la ventana enrejada en la que casa en la que funciona el pequeño comercio, pueden verse los productos tradicionales de cualquier almacén: unas galletitas, alguna golosina, una caja con biromes y un poco más allá algunos pares de medias. Una casa que nunca terminó de revocarse, en una cuadra sin veredas. Postales de la economía de subistencia como las que hay en muchos barrios de Rosario, un almacén convertido en blanco de los grupos mafiosos.