Con un pedido de informes, pescadores, ambientalistas e investigadores aseguraron que las obras que realiza la constructora Obring en la guardería náutica privada Puerto Ludueña causarán un daño ambiental grave. La guardería está emplazada sobre el arroyo Ludueña en Arroyito, en el predio de la desembocadura sobre el Paraná.

Las organizaciones denunciaron que el daño ambiental será irreparable, tratándose de un humedal urbano con bosque fluvial de alisos y sauces. Además, remarcaron el incumplimiento en crear un parque público, ya que el terreno es municipal. Reclamaron la paralización de las obras y quieren que se realicen estudios de impacto ambiental.

El pedido surgió desde la asociación civil de pescadores “Bocacha Orellano”, la Multisectorial Humedales, el Centro de Estudios Jurídicos y sociales Flor de Irupé, integrantes del Taller Ecologista, el Grupo de Reflexiones Ambientales desde Latinoamérica, investigadores de Conicet, el Grupo GEA de la Facultad de Ciencias Agrarias, y antropólogos la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR.

A principios del año 2020, bajo propuestas de diversos grupos de pescadores, el Concejo solicitó a la Municipalidad de Rosario que informe el estado de la concesión otorgada a Obring sobre los terrenos que se encuentran en la ladera sur de la desembocadura del Arroyo Ludueña. El informe oficial fue realizado y develó que la constructora incumplió con las obligaciones contraídas en el contrato de concesión, donde se comprometió a llevar a cabo muchas obras públicas y privadas, que solo llevó a cabo un pequeño porcentaje, y en su parte privada.

Como los terrenos en cuestión son municipales y las condiciones de la concesión fue incumplida, organizaciones pesqueras y concejales impulsaron a fines del 2020 un proyecto de factibilidad para la creación de un paseo comercial, cultural y turístico de pescadores con puerto de fiscalización, para que los terrenos que se encuentran en la desembocadura del Ludueña sean destinados a un uso comunitario, popular y sustentable, con énfasis en la productivo, lo cultural y lo ambiental. El mismo fue aprobado y espera su ejecución.

En esta nueva instancia tras la crecida del río avanzaron las obras del club náutico, y los investigadores y organizaciones ambientalistas elevaron nuevamente al Municipio, al Concejo Deliberante y al Ministerio de Ambiente de la Provincia un pedido de informes de impacto ambiental de esas obras, dando cuenta de “los perjuicios e inconvenientes de este avance sobre el humedal urbano del arroyo Ludueña, con importantes impactos en el río y para la población”.

El origen del parque náutico que nunca fue

La empresa contratista tiene la concesión del espacio desde 2011 para ejecución, explotación, mantenimiento y operación del Parque Náutico recreativo Ludueña, obra que hasta el momento no se concretó.

La Municipalidad de Rosario concedió a la constructora Obring SA en 2011 –por 25 años prorrogables por otros 5– el predio de unas cinco hectáreas sobre la margen derecha del arroyo Ludueña, en la desembocadura sobre el Paraná, para lo que se anunció como un emprendimiento privado basado en guarderías náuticas que, como contraprestación, se comprometía en sumar una zona de disfrute público con vistas al río.

Ese parque náutico y recreativo nunca comenzó a construirse, mientras la guardería avanzó rápidamente y al día de hoy continúan las obras. Las entidades ecologistas remarcaron que “además de los reiterados y múltiples incumplimientos de los plazos para realizar las obras para el acceso de la ciudadanía, hemos tomado conocimiento de múltiples intervenciones que se encuentra realizando en la desembocadura del arroyo Ludueña que implicarían una grave alteración y daño ambiental, definitivo e irreparable”.

Enumeraron una serie de situaciones que a simple vista se advierten: “La ejecución de obras de modificación de las costas, movimientos de suelos, socavación de las paredes de la barranca, construcción de pilotes sobre el lecho del arroyo, dragado, desmonte, construcción de terraplenes hacia el interior del arroyo y hasta el centro del mismo, obstruyendo de esta manera el cauce natural de las aguas hacia la desembocadura en Paraná, afectación del paisaje y del lecho del arroyo, acelerando irremediablemente, afectando la escorrentía natural de la zona”.

A su vez, recalcaron que “la gravedad de las obras ya realizadas, en ejecución y las proyectadas por la empresa, sumado a las constantes denuncias de contaminación ambiental en distintas partes del arroyo, y la relevancia de la obligación que tiene el Estado, en todos sus niveles, de preservar el patrimonio natural, como lo es el arroyo Ludueña, demandan un rol proactivo del mismo, para lo cual debe dar cumplimiento a las normas legales que disponen la necesaria realización de estudios de impacto ambiental de manera previa a la autorización de las mismas, máxime cuando implican la intervención múltiple y severa de un curso de agua navegable que forma parte de los bienes públicos del Estado y que cumple diversas funciones ambientales, sociales, culturales, económicas para la población isleña en primer término, para la ciudadanía de Rosario, y de las poblaciones aledañas”.