Juntos por el Cambio tiene votos pero no arraigo en Santa Fe. Es una franquicia porteña y por eso Carolina Losada no tuvo dificultades para imponerse en la interna del espacio frente al resto de los candidatos santafesinos y rosarinos. A nadie le importó su domicilio en Tigre desde hace muchos años. Y no les importó a los votantes del macrismo porque lo que buscan es el espejo de lo que pasa en Buenos Aires. Por eso también Ana Laura Martínez se la pasó agraviando al kirchnerismo en el debate de Canal 3 ante la imposibilidad de recordar una idea o proyecto de su autoría a pesar de que va por un tercer mandato en el Palacio Vasallo. Por eso también Charly Cardozo, que pelea por reingresar al recinto, tuvo que buscar pegarse a Patricia Bullrich e incrementar su perfil derechoso para conservar el voto duro y antiperonista de la franquicia en la ciudad.

Son las reglas y todos las conocen pero también están los límites. Losada caminando en un spot de campaña por el interior de una fábrica santafesina fue demasiado para la senadora María de los Angeles Sacnun quien aseguró que la imagen “es inexplicable teniendo en cuenta que durante el gobierno anterior les decían a los industriales que se convirtieran en importadores para salir adelante”. Y destacó que, precisamente, estas elecciones son una buena oportunidad para “profundizar este modelo de desarrollo contra el anterior que cerró industrias y destruyó empleo”.

Aunque no funcione exactamente así y a los votantes les cueste visibilizar modelos antes que sensaciones. Por eso Javier Milei es más exitoso que José Luis Espert quien pregona una vuelta a la esclavitud laboral con prohibición de huelgas generales y castigos para los paros sectoriales y asegura que no le importa “de qué manera contrate un empresario a un empleado”. Milei sólo propone “cagar a patadas en el culo a toda la casta política” y, se sabe, eso entusiasma a cualquiera. Aunque ya comenzó a hacer sus disquisiciones y acaba de sacar a Mauricio Macri de esa casta y el ex presidente devolvió gentilezas diciendo que “sería bueno confluir en 2023” con el iracundo economista libertario.

Mientras todo este burlesque transcurre los problemas son bien diferentes y apremiantes pero como acaba de decir de visita en Argentina el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa “si te roban la verdad es imposible la política”. Y hasta se podría decir que ni siquiera hace falta robar la verdad, con banalizarla un poco parece ser suficiente. Por eso Macri se animó a hablar de la deuda externa y afirmó que si él hubiese ganado la reelección “el problema de la deuda lo arreglaba en 5 minutos”. Que hable así el hombre que tomó los 57 mil millones de dólares cuando terminaba su mandato y que el FMI se los haya otorgado sin problemas, es claramente obsceno que precisamente significa “fuera de escena”. Fuera de toda lógica.

Ese mismo FMI que soltó los dólares impúdicamente es el mismo que ahora pone reticencias para negociar una salida incruenta para la Argentina. Las recientes reuniones internacionales del ministro Martín Guzmán no hicieron sino revelar la debilidad de la titular del organismo Kristalina Georgieva que no sólo no cuenta con el apoyo suficiente de Estados Unidos sino que enfrenta un poder financiero global impiadoso que la aleja de sus promesas de realizar un giro “humanista” dentro del organismo. En ese contexto, seguramente Macri arreglaría el problema en 5 minutos pero con resultados catastróficos para el país en los próximos 15 años. Pero el problema está, como casi siempre, adentro y Guzmán considera que la oposición más dura está apostando al fracaso del gobierno en la materia. Incluso un sector del empresariado que no advierte que un mal acuerdo con el organismo multilateral de crédito los estaría dañando a ellos también.  

Con todo el peronismo considera que está ante un escenario electoral distinto de cara al próximo domingo. Que las medidas que se tomaron tanto en el gobierno nacional como en el provincial mostrarán sus primeros resultados visibles y que el final de las restricciones que impuso la pandemia harán que se vea de manera más nítida la recuperación económica.