Los hospitales y las clínicas de Rosario no escapan al contexto de violencia que atraviesa la sociedad en casi todos sus ámbitos. Poco personal en las guardias, mayor demanda; menos gente con obra social y deterioro en la atención de la salud en esos contextos, además de una mayor conflictividad social general, se suelen citar entre las causas de un fenómeno que no es nuevo, pero que se potenció con la pandemia. El personal de salud teme que ya se estén “naturalizando” estos hechos y suele reclamar que haya más presencia policial en las guardias y centros asistenciales. Según admiten las entidades gremiales, este malestar constituye un factor expulsivo de los profesionales en el sistema público.

En este contexto de preocupación otro hecho de violencia tuvo como escenario el Hospital Roque Sáenz Peña, en la zona sur de Rosario. Sucedió el sábado pasado durante un parto que se complicó y la pareja de la mujer tuvo un ataque de ira cuando le pidieron que abandonara el quirófano. Otro caso que tuvo repercusión nacional fue en julio de este año, en el hospital provincial Centenario, donde las cámaras de seguridad del lugar fueron testigo del horror: dos sospechosos quedaron grabados cuando, en el ingreso a la parte de la guardia, uno de ellos disparó contra una empleada de seguridad privada, que resultó herida.

En 2021, también hubo denuncias. Una médica de guardia del Heca fue víctima del ataque de una paciente que luego fue aprehendida por personal policial del destacamento que tiene el hospital. Por la agresión, se radicó esa vez una denuncia y se tomó la decisión de atender solo urgencias en la guardia hasta que reciban la garantía de mayor seguridad.

Esto son solo algunos casos, de muchos, que se registran en los pasillos de los centros de salud. En ese sentido, el diagnóstico coincide con los datos que aportan todos los gremios profesionales. Liliana Pontia, presidenta del Colegio de Enfermeros, señala a Rosarioplus.com que se trata de un tema institucional y está más que claro que el personal de salud “no tiene las condiciones adecuadas de resguardo para poder llevar a cabo sus tareas”.

“Muchas veces las instituciones tienen vigilancia, pero no suelen tener poder porque no son policías. Hay lugares que tienen destacamentos, pero no es en todos lados. No obstante, las situaciones de maltrato, ya sea de acoso verbal o físico, están muy instaladas. En su momento se trabajó este tema entre el Colegio de Enfermeros y el Colegio de Médicos con una campaña contra la violencia donde hicimos un fuerte posicionamiento en cuanto a la situación”, agrega.

El secretario gremial del Sindicato de Trabajadores Municipales de Rosario, Pablo Moyano, admite que la violencia se tornó habitual en los efectores de salud. “Hoy se trabaja con miedo, pero lo peor que podemos hacer con este flagelo es naturalizarlo. Este tipo de situaciones son prácticamente cotidianas con casos a veces muy serios. Las guardias de los hospitales es donde se viven permanentemente este tipo de situaciones de violencia”, relata.

“Muy pocas veces se hacen denuncias policiales porque después no se llega a ninguna parte. Y además es muy probable que ese trabajador tenga que atender a familiares y allegados de su agresor. No es nada sencillo. Las denuncias generalmente se hacen en los casos más graves, donde suele haber lesiones o amenazas con armas blancas y de fuego. Las causas de este fenómeno son múltiples, pero hay que decir que el desborde de esta situación siempre se corta en lo más delgado que son los trabajadores” explica Moyano.

Según sostienen los gremios, los malos salarios y la falta de reconocimiento son cosas que generan malestar. Además, los nosocomios están saturados por la alta demanda, lo que hace que no se le dé una buena respuesta al vecino que ya sufre por otras carencias.  “La gente entonces se enoja, pero arremete contra el trabajador que no es quien debe darle una respuesta, los responsables son quienes toman decisiones”, dice el referente de los municipales.

Por su parte, Diego Ainsuain, titular del Sindicato de Profesionales de la Sanidad (Siprus) asegura que no es un tema nuevo, pero va en aumento desde hace algún tiempo, no solo en la frecuencia, sino también, por el grado de violencia con el que suceden estos hechos. “Esto no tiene que ver con un sector en particular son situaciones que se replican a nivel social, donde sufren todos. Después si hay contextos puntuales que pueden generar malestar y bronca. Una de ellas es la falta de recursos que muchas veces predispone a situaciones violentas”, apunta.

“Lo que hoy vemos en el territorio, tal es el caso de los centros de salud, es multicausal, un combo, pero siempre se plantea como un problema de tensión, que es una parte, aunque los casos más graves no se produjeron por eso”, aduce el profesional y marca una fuerte tendencia de poder de los clanes criminales en los barrios periféricos, muchas veces intentando ocupar el rol del Estado.    

Por otro lado, asegura que las guardias son el foco más caliente, pero que ahora la violencia también comenzó a verse en los centros de salud. “Hoy no es más un grito y alguien que se enoja y patea una puerta. Predominan las agresiones físicas, como golpes de puño, empujones o armas de fuego. También están las amenazas de muerte, muchas veces exhibiendo un arma para amedrentar”, manifiesta. Y asegura que este tipo de situaciones agudiza la crisis en salud porque “genera que muchas vacantes no se ocupen, además – tal como expresaron los otros referentes- las condiciones no son las mejores y las pagas exiguas por la responsabilidades con las que cargan”.