Ortolani alerta que Rosario vuelve a estar en riesgo ante una temporada lluviosa
El ex concejal y referente vecinal de Empalme Graneros, Osvaldo Ortolani, advierte que las defensas actuales de la ciudad no son suficientes ante una temporada de lluvias intensas y frecuentes. Sostiene que la expansión inmobiliaria en Rosario y Funes, sumada a la agricultura extensiva, pueden agravar la situación en caso de un desastre natural
Después de tres años de pocas lluvias en la región y la sequía que afectó la economía nacional, los hidrólogos están detectando un cambio de contexto que podría derivar en una situación totalmente opuesta: fuertes lluvias y aumento en el caudal de los ríos principales de la cuenca del Plata. Es decir, se pasaría de un fenómeno de Niña a uno de Niño sin escalas.
En el fin de semana pasado, Rosario quedó bajo un temporal de 180 milímetros en pocas horas. Diversos barrios de la ciudad quedaron inundados y con árboles y ramas caídos en las calles. La tormenta se sintió con mayor fuerza en los barrios más vulnerables, como Empalme Graneros y el sudoeste, dejando en evidencia una realidad ajena a la del centro y otros sectores más acomodados de la ciudad. Allí, en las zonas más precarias, el agua incluso entró en las casas.
Osvaldo Lalin Ortolani conoce estos temas en carne propia. Durante las inundaciones de 1986 que afectaron al populoso barrio Empalme Graneros, trabajó incansablemente junto a otros vecinos. Su esfuerzo colectivo lo llevó a convertirse en un destacado activista vecinal, y más tarde a ocupar una banca en el Concejo Municipal. Su trabajo incansable tuvo un impacto significativo en la historia de Rosario, ya que ayudó a fundar Nunca Más Inundaciones (NU.MA.IN), una organización que impulsó la implementación de medidas necesarias para prevenir los terribles daños causados por las crecidas del Arroyo Ludueña, como la construcción de aliviadores y una represa.
El vecinalista charló con Rosarioplus.com y alertó sobre las catastróficas consecuencias que podría traer consigo una nueva crecida de los cursos de agua que cruzan la ciudad. Esto se debe, según sus apreciaciones, al evidente cambio en la geografía de la zona y la falta de obras suficientes para protegerla. Ortolani sostuvo que uno de los factores que contribuyen al problema de las posibles inundaciones es la expansión de la producción de soja desde mediados de los noventa, lo que llevó a la impermeabilización de los suelos.
Y en los últimos años, se sumó la aparición de desarrollos inmobiliarios en áreas de lagunas y zonas bajas en el límite entre Funes y Rosario, lo que genera una preocupación aún mayor. Para él, aunque el cambio climático sea un factor crucial, “es la acción política desde todos sus poderes” la que debe tomar medidas para resolver el problema.
Para Ortolani, el costo de no realizar las tareas correctamente y en tiempo y forma puede tener graves consecuencias, incluso en términos de vidas humanas perdidas. "La arrogancia, el abuso de poder, la complicidad y el desinterés no son aceptables. Queremos vivir con dignidad y honor, no queremos que nos ignoren y nos dejen a nuestra suerte. No queremos que nos ahoguen", concluye Ortolani.
—¿Cómo está Rosario hoy como para enfrentar este tipo de fenómenos climáticos?
—Hoy en día, la situación en Rosario es caótica. Las alcantarillas permanecen tapadas, las zanjas y zanjones no se limpian, y no hay control efectivo. Las zanjas se tapan, lo que provoca inundaciones en las viviendas. La infraestructura de la ciudad es obsoleta y no se corresponde con las necesidades actuales. Es evidente que el Estado no está haciendo lo suficiente para mantener la ciudad en buenas condiciones. Es necesario que se tomen medidas urgentes para solucionar estos problemas.
—¿Siguen faltando obras de infraestructura contra los anegamientos?
—La pobreza se encuentra oculta fuera de la vista, ya que las personas se asientan donde pueden sin recibir información. Por eso estos eventos ocurren en los barrios más alejados, como Empalme. Después de tantos años sin lluvias, ni siquiera las bocas de tormenta en el centro fueron limpiadas. Imaginate lo que sucede en lugares como Campbell al 1400Bis o en Los Pumitas. Desde 1986 hemos estado lidiando con inundaciones y se han llevado a cabo obras como la construcción de aliviadores y la represa, que han mitigado el problema. Sin embargo, en una zona de 80 mil hectáreas, una lluvia de 100 milímetros equivale a 80 millones de metros cúbicos de agua, por lo que la capacidad de absorción del suelo será determinante en la magnitud de la inundación. Si toda esa agua fluye al mismo tiempo, ningún sistema de drenaje será suficiente para contenerla. Este problema se ha visto agravado en los últimos 30 años por la expansión de la sojización, que ha impermeabilizado el suelo y ha llevado a rellenar zonas bajas para aumentar la superficie cultivable. A pesar de esto, las obras realizadas han logrado paliar en cierta medida el problema de las inundaciones.
—¿Quién tiene responsabilidad en este fenómeno?
—En estos últimos 15 años apareció un nuevo jugador: el desarrollador inmobiliario. Como todo comerciante, quiere maximizar sus ganancias comprando lo más barato que se puede y vendiendo lo más caro posible. El 90% de los terrenos que se vendieron son bajos. Son tierras no aptas para la siembra a las que le ponen ligustrinas o dos pinitos en la entrada y le dicen a la gente que allí va a vivir felices, en medio del campo con sus hijos. El agua que iba a depositarse allí en caso de lluvias va a pasar mucho más rápido y es muy probable que la infraestructura que tenemos actualmente no pueda contener ese aluvión. Lo que pasó en Funes y Roldán en 2012 puede volver a pasar, y peor. Si siguen autorizando hacer loteos sobre lagunas y terrenos bajos, vamos a estar en problemas.
Para el referente vecinal existe una “complicidad transversal” y si se denuncia, queda en la nada. Para él, los funcionarios cómplices de esta situación “son los mismos que se olvidan de limpiar las zanjas y que forman parte del negocio”. Y añade: “Nos quieren convencer de la ciudad feliz, de Disney, que si vas a vivir para esa zona es bárbaro. Pero si pasa algo los muertos lo van a poner los rosarinos. Lo denuncio en cada lugar que puedo, lo digo en voz alta”.