Las calle Maestros Santafesinos tiene un recorrido bastante corto. Nace paralela de la Avenida Circunvalación desde avenida Gutiérrez, en la zona sur de Rosario frente al frigorífico Mattievich. Bordea complejos de vivienda tipo FONAVI y termina unos metros más allá, en el cruce con Isola, contra la plaza que lleva el nombre de Rodolfo Walsh. Según a quién se le pregunte, este lugar es el barrio Municipal, del Mercado, o Universitario. Aquí el sábado a las siete de la tarde una mujer, Claudia Deldebbio, fue asesinada junto a su hija, Virginia Ferreyra, ahora gravemente herida. La madre había recibido la visita de Virginia, profesora de danzas árabes. Y cuando la acompañó a tomar un colectivo, quedaron a merced de las balas. Unos 40 casquillos percutados quedaron sobre el asfalto, lo que da cuenta de la ferocidad del ataque.

Ahora es lunes y son las diez de la mañana. Varios coches de las líneas 106 y 107 esperan frente a la plaza para volver a iniciar su recorrido. Esta es la punta de línea y cuando terminan la vuelta, esperan una media hora acá. "Ya lo pedimos varias veces a la Municipalidad, hasta juntamos firmas, pero nunca hicieron nada. Cuando llega al colectivo, cruzamos los dedos esos minutos hasta que puede arrancar de nuevo, porque esto es zona de nadie. El barrio está tomado por los narcos", relata una vecina que pide preservar su nombre. Está cruzando la plaza con un cochecito en el que viaja un chiquito de pocos meses. "Yo salgo siempre sin teléfono, por las dudas. Y después de las seis de la tarde, olvidate, hay que quedarse en casa", amplía.

Enseguida, la mujer invita a recorrer las diferentes manzanas de lo que supo ser el Barrio Universitario. "Le decían así porque muchos no docentes de la UNR habían podido comprarse un departamento propio. Pero después se fueron yendo y ahora a los que quedamos, nos cuesta mucho irnos. Nadie quiere venir. Si preguntás, te van a decir que está lleno de propiedades en alquiler o en venta".

En el rincón este para el lado del río y la avenida Circunvalación, hay un cartel enorme con los lentes de Rodolfo Walsh. Al escritor desaparecido por la última dictadura se lo recuerda también en un mural con su nombre y en una placa de hormigón con el logo del Concejo Municipal que es de 2008 y ya está medio borrada. Por ahí, contra el fondo de la plaza, hay un patrullero muy moderno: "Claro, esos policías vinieron hoy por lo que pasó el sábado. Pero el otro día cuando hicieron el ataque ese, no había nadie custodiando. Eran dos autos y por lo que contó una señora que vive allá enfrente, fue como si hubieran tenido una orden de no dejar testigos. Porque dispararon al edificio, a la Torre 11. Pero antes le tiraron con todo a la gente que estaba parada en la esquina. También quedó herido un pibe que estaba tomando una gaseosa, todavía está la sangre ahí en el banquito de la plaza", relata ahora la vecina.

El cronista de RosarioPlus se acerca hasta los uniformados, que sin dar tanto detalle operativo, coinciden con la versión de los habitantes del barrio. Hablan sin ser grabados: "No sabemos bien hasta cuándo vamos a estar. Nos dijeron que vengamos por lo del sábado".  

Por la calle Maestros Santafesinos, hay varios comercios: venta de productos de limpieza sueltos, un kiosco, un almacén y un local que ofrece números de la quiniela. Todo puesto con mucha humildad y con la atención detrás de rejas. En la Torre 11, comentan por lo bajo quienes se animan a hablar con RosarioPlus, vive la mamá de los Ungaro, apellido identificado con una de las bandas que hace tiempo disputa territorio para la venta de droga en la zona sur. Varios integrantes de la familia están detenidos y hasta se pensó que la guerra con los Funes estaba terminada, pero en el último tiempo recrudeció. Según el propio fiscal Patricio Saldutti, que entiende en la causa del crimen del pasado sábado, una de las hipótesis de trabajo más firmes es que los disparos hayan sido la venganza por un asesinato pocos días antes, en Esmeralda al 3900.

"¿Y la Comisaría más cercana adónde está?", pregunta RosarioPlus a otro vecino. "Está allá atrás del frigorífico, nunca se enteran de nada. Y encima acá a media cuadra sí hay siempre un patrullero, pero es una custodia fija que tiene una casa que fue atacada por una balacera. Ahora ustedes los periodistas vinieron porque justo pasó lo de la chica esta con su mamá. Pero disparos hay a cada rato. Hace un tiempo mataron a unos que salían de la canchita de fútbol acá a la vuelta, del clubcito Juan Pablo II", se lamenta.

La esquina en la que dispararon a Virginia Ferreyra y a su mamá