Este jueves llegarán 575 agentes federales dispuestos por el gobierno nacional para combatir la inseguridad y el narcotráfico en Rosario, una fórmula que ya se ha practicado y con resultados de fondo que no han sido los esperados. Lo cierto es que el arribo de gendarmes o de policías federales han sido incontables y se hace vidriosa la sumatoria total de los últimos años dado que también hubo bajas.

Esta vez el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, el gobernador Omar Perotti y el director nacional de Gendarmería Nacional Andrés Severino, encabezarán el acto formal de bienvenida. Ya hubo otros que vale la pena repasar.

Berni y su Apocalypse now

Una noche de abril de 2014 llegaron de forma encubierta en casi 800 vehículos tres mil efectivos de las cuatro fuerzas federales. Se montó un falso congreso sobre cambio climático para despistar. Como una tromba, esos vehículos, cuatro helicópteros, un avión de observaciones y 50 perros, entraron a la ciudad con un objetivo: copar las zonas más calientes para desarticular el poder narco.

 “Hay un antes y un después” en Rosario, dijo el entonces gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, quien agradeció el aporte nacional a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Al mando estuvo el por entonces secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, quien confirmó que dos mil de esos efectivos quedarían instalados en la ciudad “el tiempo que sea necesario”. En enero quedaron 600 de aquellos 2.000. El narcotráfico siguió escalando.

Pato verde

En 2018, después de idas y vueltas con el gobierno de Miguel Lifschitz, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, puso en funciones a 300 gendarmes en la ciudad de Rosario. Algo más escueto que el desembarco cinematográfico de Berni. 

"No puede haber un milímetro de esta ciudad que esté dominado por fuerzas que no sean del Estado, nacional o provincial; no puede haber espacios copados por el narcotráfico; no puede haber sicarios que anden por la ciudad", fueron las palabras de la ministra de Seguridad. Nada de eso logró cumplirse. Al contrario, las bandas en plena reorganización,  luchan por posicionamientos internos y territoriales.  

Esta vez, los refuerzos marcan el comienzo de la Unidad Móvil N ° 7 de Gendarmería, un destacamento que con el tiempo lo integrarán un millar de gendarmes más para abocarse a la lucha contra el narcotráfico y otros delitos complejos.

Una vez más la pregunta suena y es si cantidad puede contra realidad. Es que, no está claro si  más allá de intentar prevenir el delito menor, pueden ayudar a desenredar un problema complejo como el que se vive en los barrios postergados de Rosario.