En el marco de la reapertura de los debates en torno a modificar la normativa que rige los espectáculos de la noche rosarina, la concejala Norma López (Frente de Todos) repasó los debates que se dieron entre 2018 y 2019, subrayó la importancia de descentralizar la gestión de los espacios de esparcimiento y aseguró que no observa en el Ejecutivo un interés en el asunto, a poco de cumplirse tres años de la intendencia de Pablo Javkin.

Para López, la ordenanza de espectáculos públicos es “un abanico con muchísimos usos y habilitaciones". "Hay tantas especificidades que siempre termina habiendo una tergiversación y solo permanecen los que tienen el poder económico para hacer lobby. Hay entonces una puja entre sectores, entre los grandes gastronómicos y boliches, y los salones de fiestas pequeños y espacios culturales barriales”, distinguió.

Consultada sobre cómo se abordó la nocturnidad en los últimos años, la concejala aseveró que “el Frente Progresista siempre ha privilegiado centralizar la diversión y el ocio en el macrocentro, y  cuando estaban de moda los boliches y confiterías, estos se enviaron a la zona norte de la ciudad. Después se hicieron excepciones, y esa zona que era privilegiada por el acceso al río fue cambiada a otros espacios del macrocentro. Esa es una política altamente discrecional, porque la política pública se abocó a los comercios pudientes, en detrimento de los espacios barriales que no tienen acompañamiento del Estado. Solo se acompañó de manera espasmódica alguna vecinal o club”.

En torno al debate que fue restablecido varias veces en el Concejo desde 2015 y que ahora tiene un posible cauce de cara al 2023, analizó: “No sé lo que quiere impulsar esta gestión, en el Ejecutivo no hablan de este asunto. Mi mirada es que este año hay más bloques en el Concejo proponiendo retomar la nocturnidad que la propia gestión”.

Según López, hay “un abismo en las medidas de protección y de fomento entre el macrocentro y el resto de los barrios. Debe ser un eje central la descentralización cultural de la noche, pero el sentido comunitario de la gestión cultural no lo veo expresado en la gestión de Pablo Javkin. La pandemia produjo muchos cierres de espacios culturales y el Estado no los acompañó, se enfocó en la salud, la alimentación, el IFE. Y fue un latigazo”.

Desde agosto de este año rige en la ciudad el nuevo Código de Convivencia, sobre el cual López opinó que “es altamente punitivista y se está aplicando de a poco”. En ese sentido, remarcó: “Hablás con empresarios de salones chicos y nos hablan de las dificultades que tienen aun estando con todo en regla, porque les caen muchas inspecciones en una sola semana y todos los inspectores piden cosas diferentes”.

Con este panorama, la concejala reclamó “una formación clara en las inspectores”, que vio como “un punto de debilidad en aplicar este nuevo Código, que es nuevo, pero la idea es que las habilitaciones no hagan más difícil sostener un negocio, sino comentar sus comercios porque generan trabajo”.

Noche de los barrios

Norma López elige poner el foco de su función parlamentaria en la recreación nocturna para la juventud que no frecuenta las luces del centro. “Yo creo en una política cultural descentralizada. Hay jóvenes que no salen de sus barrios porque no tienen forma de salir de allí, como en Santa Lucía y Las Flores, divididos por el terraplén de la Circunvalación”.  

Entonces, en su propuesta “hay que descentralizar con puntos seguros donde familias, jóvenes y mayores tengan un lugar de esparcimiento y recreación en sus cercanías, con puntos fijos e itinerantes para dar garantías a acceder a la nocturnidad. Generar más Estado en lugares como los playones, que irá además en detrimento de la inseguridad en la vía pública. La cultura te hace libre, hay que promover que todos los barrios accedan a ella”, recalcó en diálogo con RosarioPlus.

De cara a los avances en la comisión de Gobierno donde se retomó el asunto, destacó que deberán debatir los protocolos de inspección y de habilitaciones para que sean claros, “cambiar los rubros y que sean menor cantidad (cuando son tantos, se tergiversa por flexibilización de la normativa), que se descarte el asunto de bailar o no, y crear un esquema muy claro en cuanto a la seguridad para el acceso en los ingresos y salidas con transporte”.

El debate plural de 2019

La última vez que se discutió la nocturnidad en el Concejo fue en 2019, donde clubes barriales, colectivos de músicos, danzas, salones de fiestas y espacios culturales manifestaron sus necesidades y los concejales fueron permeables a escucharlos. Se avanzó entonces en un proyecto de consenso, impulsado por los ex concejales Roy López Molina, Jorge Boasso  y Osvaldo Miatello. Pero nunca llegó a debatirse en el recinto porque no tenía mayoría.

Sobre esto López recordó: “Venimos de un tiempo de alta participación de los vecinos en las audiencias, y se hizo un esfuerzo enorme, una buena experiencia participativa, pero naufragó. Fue frustrante porque no hubo consenso para llegar a la cantidad de votos en el Recinto en concretar una nueva norma”. Por qué naufragó, según la edila, porque “hay intereses distintos, con tensiones lógicas, pero faltó el proceso para que esas tensiones sean consensuadas”.

Luego la pandemia puso todo en pausa, y para ella “fue letal para muchos espacios nocturnos". Observó entonces que "el comportamiento del Estado local fue de alejamiento. No se sentaron a discutir proyectos de salvataje. La política de Javkin en materia de cultura fue y es regresiva. Con el golpe de la pandemia y con la constante inflación, hay que fortalecer los barrios”, priorizó.

Nocturnidad y el universo narco

En el debate que se viene en el Concejo, “se deberá poner reglas de juego muy claras con condiciones de seguridad internas y externas para que conviva el vecindario con un boliche, porque debemos tener un rol muy presente”, aseguró López, y recordó: “Así fue cuando fuimos contundentes con el caso de Esperanto, que el concejal López Molina fue amenazado y cuestionado, y los vecinos estaban muy presentes en vigilar ese emprendimiento dudoso. Que hayan asesinado después a Luis Medina (el dueño de ese emprendimiento) demuestra que ese lugar era una referencia de la narcocriminalidad de la ciudad”.

En este sentido, López encomendó a la nueva agencia municipal contra el lavado de dinero la tarea de observar en especial las inversiones y transacciones en torno a los negocios de la diversión nocturna en Rosario.

Por otra parte, la edila también consideró como “importante fortalecer el rol del personal de seguridad de los pubs para que no pasen nuevamente episodios como el de Pichón Escobar y Bocacha Orellano, capacitando en la ley anti discriminación”.  

En torno a las condiciones de seguridad en las inspecciones, López recordó el fallecimiento del músico Adrián Rodríguez, electrocutado en el Café de la Flor: “Los inspectores son funcionarios públicos. Fue una negligencia que llegó a lo más grave, y era un lugar querido, todos íbamos al Café de la Flor, era histórico, un espacio cultural de referencia”.

En este sentido aseguró que “esto no debe volver a ocurrir, y siguen habiendo situaciones similares. Eso habla del poco compromiso del Estado con los emprendedores y empresarios de la noche. Ese control depende de la forma en que habilitás y que inspeccionás y te relacionás con los empresarios. El Estado debe garantizar el acceso y la seguridad de todas las personas, y en ese sentido también promover zonas diferenciales de nocturnidad y con acceso de colectivos y taxis”.

De cara al 2023 Norma López mostró expectativas en que la ordenanza de nocturnidad sea modificada: “Los años electorales sirven mucho para poner un tema en agenda pública. Tengo mis dudas de que se llegue al consenso de una ordenanza, pero es un año para instalar el tema”. Alentó finalmente a  las organizaciones interesadas, que deberían acercarse porque el año electoral se escuchan las propuestas”, a la vez que reconoció: “Este Concejo este año está llegando tardíamente a todos los debates”.