Las elecciones provinciales en La Rioja y Misiones marcaron un claro baño de realidad para el libertario Javier Milei, que en ninguna de las dos provincias logró sostener a dignidad, tal como había sucedido dos semanas atrás en Neuquén y Río Negro. Parece ser solo una figura personalista que no hace pie en las provincias, por eso se debe su desarme en los territorios.

Un sólo ejemplo muestra todo: Martín Menem, candidato a gobernador de La Rioja por La Libertad Avanza, el partido libertario de Milei, sufrió una aplastante derrota en el departamento Castro Barros, al que pertenece la localidad de Anillaco, tierra natal de su tío, el exgobernador y dos veces presidente de la Nación Carlos Menem.

Cerca de las 22, los resultados indicaban que el actual gobernador, el peronista Ricardo Quintela, obtenía el 67,09% de los votos; el radical Felipe Alvarez lograba el 26,08% y Menem -hijo del exsenador nacional Eduardo Menem- cosechaba apenas el 6,65%.

El heredero de la dinastía riojana no hizo pie. Como ya ocurrió en Neuquén y en Río Negro, la elección riojana confirma que Milei es un fenómeno personalista y no una construcción colectiva, basada en su definición ideológica. Por esta característica es que no está perdida su competitividad en las presidenciales.