Durante el año 2016, Argentina exportó 1,6 millones de toneladas de biodiesel. El mercado norteamericano representó el 91 por ciento del total, generando un ingreso de 1.138 millones de dólares. En el primer semestre de este año, se exportaron 0,7 millones de toneladas. El mercado norteamericano representó el 99 por ciento de estas exportaciones. Es decir que se observa una caída en la cantidad mensual, que pasó de 135.522 toneladas en 2016 a 122.248 toneladas en 2017. Esta caída se debe a los restantes mercados (Perú, principalmente), razón por la cual el norteamericano pasó a explicar el 99 por ciento de las exportaciones, generando ingresos por 546 millones de dólares. Es decir que las exportaciones argentinas de biodiesel son muy vulnerables a lo que decida el gobierno norteamericano.

¿De qué se quejan? La excusa para imponer aranceles, que van del 50 al 64 por ciento, es el diferencial de retenciones que existe entre el aceite de soja (27 por ciento) y el biodiesel (0 por ciento). Esto resulta en un abaratamiento del insumo con el que se elabora el biodiesel argentino. Esto es interpretado como un subsidio por el gobierno de EE.UU. Es algo difícil de demostrar, ya que ninguna mercancía se produce en forma aislada del esquema de impuestos y subsidios que impera en la totalidad de un país.

El problema con el biodiesel es el estrecho diferencial de precios internacionales respecto del aceite de soja. En el 2016 el biodiesel se exportó a 762 dólares la tonelada y el aceite de soja a 705 dólares la tonelada. Esto hace casi inviable su producción sin un diferencial de retenciones.

Actualmente, el mercado interno representa cerca del 40 por ciento de la producción local de biodiesel. El 60 por ciento restante se coloca casi exclusivamente en el mercado norteamericano. Esto quiere decir que el mercado interno no puede resolver el problema. La reapertura del mercado europeo no es algo que pueda concretarse en lo inmediato. Hoy podríamos parafrasear al Papa en su visita a Cuba: que Argentina se abra al mundo y el mundo se cierre a la Argentina.

Esta situación podría ser usada como excusa, pero en realidad no debería tener un impacto interno en materia de precios o empleo sectorial. El mercado interno es abastecido por las pequeñas, medianas y grandes empresas del sector. El mercado de exportación es casi exclusivo de las grandes empresas, principalmente aceiteras, todas en condiciones de absorber una caída en la rentabilidad sin afectar la situación interna.