Tras varias semanas donde los indicadores de casos de coronavirus llegaron a las cifras más altas en la ciudad de Rosario, desde mediados del mes de enero comenzó a notarse un claro descenso de la curva de contagios que se sostiene aún hoy, a comienzos de febrero. Este comportamiento es similar al que se dio en otros países y sin ir tan lejos, en la provincia de Córdoba, donde se dio el primer brote y ya los casos comenzaron a bajar notablemente.   

Se trata de un 40% menos en comparación con los últimos días de diciembre de 2021, en una ola que se manifestó con cierta celeridad en comparación con las anteriores en donde el descenso llegó cuatro meses después.

El nivel de contagiosidad de la variante Ómicron es una de las explicaciones de esta situación. Como dato relevante,  el día donde la curva comenzó su crecimiento exponencial fue el 28 de diciembre de 2021, donde se reportaron 1.010, de allí en más se empinó hasta el 14 de enero de este año, donde el reporte oficial arrojó 4.574 hisopados positivos, una cifra impensada apenas mes antes.

Asimismo, entre la penúltima y la última semana de enero se registró casi un 40% menos de casos diarios acumulados, tendencia seguida por Rosario que entre una semana y otra, el descenso fue del 35,28% en cantidad de casos.

“Lo que dijimos es que el número máximo de casos se iba a dar a mediados de enero y eso fue lo que pasó. Si uno mira por fecha de diagnóstico, no por las cargas que se demoraron un poco, desde el 15 de enero se nota una baja. La verdad que no era muy difícil estimar, porque cuando sube tan rápido, es muy rápido como baja”, explicó a Rosarioplus.com el doctor en ingeniería e investigador, Ernesto Kofman.

"El virus empieza a quedarse sin población susceptible", observa un especialista

Y señaló que este fenómeno ocurre porque “se contagia mucha gente lo que le genera al virus algunas dificultades para conseguir donde seguir reproduciéndose, es decir se empieza a quedar sin población susceptible”. 

Básicamente, en la población hay un momento donde el porcentaje de gente que se contagió es tan alto que ya no hay gente para contagiar. “Pero si uno dice, cuántos casos hubo en esta ola y si uno mira los casos registrados en el departamento Rosario, hubo alrededor de 100 mil casos, que no difiere mucho a lo que sucedió en las olas anteriores, donde se dieron cifras parecidas pero con mesetas, más lentas y sostenidas en el tiempo”, argumentó el investigador de la UNR.

Aunque que en esta ola los casos son solo un porcentaje del total, ya que muchos de ellos no fueron diagnosticados por no testearse o ser asintomáticos. “Es probable que esa cifra sea muy superior”, adujo porque no se cuentan con datos oficiales, solo es una estimación de acuerdo a la cantidad de casos reportados por Salud. Fundamentalmente, porque no hay forma de saberlo, pero arriesgó desde su conocimiento que podría ser un cuarto de la población ya haya estado infectada con el virus en el territorio del Departamento Rosario.

“Ómicron es más leve y a eso se le suma que la mayoría está vacunada, por lo cual a veces hace que la infección pase desapercibida o con síntomas demasiado leves. A diferencia de sus antecesoras (Delta, Manaos y Wuhan), esta fue rapidísima, en un mes pasó lo que fue en las otras en cuatro meses. Esta vez muy leve, seguramente por el efecto de la vacunación, en cuanto a muertes e internaciones, con cifras muy menores”, concluyó.

"El virus empieza a quedarse sin población susceptible", observa un especialista

El espejo de Sudáfrica

Al respecto, la ministra Sonia Martorano añadió que tanto la positividad como el porcentaje de camas ocupadas también mostraron mejores índices que permiten inferir “que el pico estuviera pasando”.

“Teníamos previsto una baja de casos para fin de enero y que todo aflojaba en mitad de febrero, siguiendo un poco todo lo que ocurrió en Sudáfrica en 50 días. Eso nos daba un descenso interesante de casos para mitad de febrero”, ratificó la funcionaria.

Más allá que esta ola se manejó con altísima velocidad, no fue necesario volver a restricciones muy severas para sostener la actividad social y económica. Si bien el virus concluye con una nueva etapa, la ministra aseguró que pata dar paso a la endemia y hablar en esos términos se necesita un número menor de casos y que el virus se manifieste de manera estacional. “Las pandemias, en general, duran tres años, por lo que se supone que vamos a tener un año más de pandemia”, advirtió.

Situación por la cual no queda descartada que es los meses fríos pueda existir una nueva ola de contagios, aunque seguramente en otras condiciones y con muy bajos niveles de internación y decesos.

Si vale decir que esta ola veraniega comandada por Ómicron sobrecargó el nivel primario y secundario de atención, sin embargo solo hubo 30% de la internación que se registró en la estresante segunda ola.