Resultó tan burda la decisión del juez Claudio Bonadío que esta semana desató una ola de procesamientos y detenciones por el supuesto encubrimiento a Irán por el atentado a la Amia; que el gobierno de Mauricio Macri no tuvo más alternativa que intentar despegarse de la maniobra. Dejó trascender su preocupación por la decisión del juez de la servilleta de Carlos Corach, puso en claro que sabía que el Senado no iba a desaforar a la ex presidenta Cristina Kirchner y hasta hizo conocer sus intenciones de reflotar un viejo proyecto que limita las prisiones preventivas. También coincidió por lo bajo con la senadora electa que lo de la Amia no se trató de una guerra, sino de un atentado con lo que la figura de “Traición a la Patria” es una burrada que nadie puede tragarse a esta altura.

Pero es obvio que el conflicto no le vino mal al gobierno que tratará de evitar por todos los medios que los argentinos noten en su plenitud el fin de año negro que se avecina. Con los precios disparados, los tarifazos sin freno y el mercado interno en caída libre.

Quizás el gobierno, como se encargó de hacer trascender, no acuerde en serio con las decisiones que tomó Bonadio que incluyeron las detenciones de Carlos Zannini, Héctor Timmerman, Luis Delía y unos cuantos más. Pero lo cierto es que esta gestión es la que ha creado este clima de revancha y persecución política que es el que posibilita que estas decisiones se tomen. Es lo mismo que pasa con Gendarmería o Prefectura: Las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel no se ordenaron desde la Casa Rosada, pero el ambiente de nuevas reglas creado es el que hizo actuar de esa manera a las fuerzas federales.

Cambiemos necesita cada vez más a Cristina Kirchner actuando políticamente, con una determinada centralidad, para seguir usufructuando de la polarización que tanto rédito le dio. Para no hablar del fracaso del plan económico y de la dura realidad que enfrenta el país en materia de recortes de derechos, en todos lados y todos los días. 

Pero la senadora electa, el kirchnerismo y el peronismo en general tendrán que hacer también lo suyo. Un esfuerzo por salir de ese único rol de antagonista que le quiere adjudicar el oficialismo para pasar al verdadero rol de una oposición seria y responsable que puede ser alternativa el día de mañana. Y por supuesto, eso incluye no volver a caminar nunca más al lado de personajes como Fernando Esteche.