Alrededor de las 17 del caluroso y pesado 15 de noviembre de 2006 el día se hizo noche en Rosario y el cielo empezó a escupir granizo. Diez minutos de una violencia jamás vista que dejó sus rastros en miles de ventanales destrozados. Hubo heridos leves y una mujer murió al ser atropellada por un auto. 

La humedad asfixiaba con ganas y el cielo se puso más gris de lo habitual, un indicio de que algo raro podía suceder. Los jinetes del Apocalipsis o peor: una tormenta de pelotas de hielo enormes, los más grandes de entre 8 a 10 cm. y hasta 200 gramos de peso.

Primero en seco, luego con una cantidad abundante de agua y ráfagas de viento fuertísimas. El ruido era angustiante: contra los vidrios, chapas, y cualquier objeto que no estaba bajo techo.  

Diez minutos de furia y después la calma, aunque quedaron desnudas las consecuencias en la calle. Unos 200.000 clientes sin luz, el 50% de la luminaria publica destruida, caída de antenas y cables dejaron sin servicio a celulares, árboles sobre autos, calles. Con solo levantar la vista por la calle se podría ver los agujeros en vidrios y persianas. La cuenta de Twitter @rosariolaciudadok recopiló fotos de aquel día.

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