Fue en la parroquia de San Francisco de Asís, en Mar del Plata, en plena misa, cuando un hombre sustrajo de la capilla algunos objetos propios de la celebración religiosa, como el copón de las hostias, con ellas dentro, y un par de recipientes más, propios del momento de comulgar.

Ni lerdo ni perezoso, el sujeto intentó después vender lo que había robado entre algunos de los vecinos de la zona. La policía le detuvo justo en este momento, y le trasladó al penal de Batán imputado por un delito de hurto.

De lo que seguro la iglesia le acusará será de pecar, ya que con el robo faltó a uno de los mandamientos.