Alejado de la distancia que imponen y el enigma que generan las grandes estrellas del tenis internacional, Guillermo Coria, ex número tres del mundo, supo cultivar con el correr de los años un acercamiento con el público que quedó plasmado en su debut como capitán de la Copa Davis en el Buenos Aires Lawn Tennis ante Republica Checa, adonde una “barra” fue a hacerle el aguante con bombos y platillos.

Si bien hay un rígido protocolo de prensa que cumplir, además del reguardo por donde circulan los jugadores, que es distinto al público en general, El Mago siempre está ahí para responder una pregunta, aunque sea por whatsapp o para sacarse una selfie, por más apurado que vaya.

La gente se encariño con este capitán que ofreció un nuevo modelo de conducción, el de cercanía, alejado de los egos, que logró consolidar un equipo y aunar criterios con los entrenadores de cada jugador.

Atrás quedaron los divimos, la puja por el liderazgo interno del plantel, las ausencias injustificadas. Guille Coria vino a sumar, asumió su rol con responsabilidad, incluyó a todos en la formación del equipo y escuchó las opiniones de los experimentados y así fue como lo recibieron, con bombos y platillos.

La cercanía de la Davis en casa no tiene precio, con un capitán que juega bien de local. Con el agregado de la convocatoria de su hermano Fede para la disputa ante los checos -en un hecho histórico, además de bien merecido-, que  para los fans del tenis fue todo un acontecimiento.

Un dato que no es menor, sobre todo para los buenos observadores, tanto la mujer de Guille Coria, como sus padres e hijos, todos estaban en el sector de las entradas generales, al lado de la hinchada. Ninguno de ellos, ni los amigos más cercanos al Mago ocuparon palcos o zonas de privilegio. Modestos desde la tribuna festejaron cada punto entremezclados con el público.

Una victoria de la Argentina en la Davis le devuelve los ánimos a los seguidores de este deporte, que desde hace tiempo no pueden seguir de cerca a la selección, por lo que ya muchos empezaron a preguntar en qué país será la próxima fase de grupo, para viajar a alentar a su equipo.