En el cementerio La Piedad, la mitad de los nichos han dejado de pagarse. Semejante proporción de deserción contributiva se repite en la mayoría de las necrópolis públicas, y asoma como un síntoma de un cambio cultural en la relación de la sociedad con sus muertos. Los plazos para el uso de las sepulturas no vencen y sus titulares no lo renuevan, y en muchísimos casos ni reclaman los restos del ser querido allí inhumado. ¿Desconocimiento del trámite? ¿Olvido? ¿O acaso es un signo de los tiempos que corren?

En el camposanto de Provincias Unidas y Rueda, durante mucho tiempo no hubo nichos ni parcelas disponibles. Por eso el desafío de la Municipalidad fue corregir esa falta de oferta. Hoy se desaloja de manera sostenida, y fue en la pandemia cuando se hizo el mayor trabajo. Un total de 408 nichos fueron liberados.

Las autoridades sostienen que el ritmo desalojos va de acuerdo con la demanda, y no como ejecución perentoria por falta de pago, aunque la ordenanza (nº 6484) que regula a los cementerios así lo advierte. La falta de pago escala al 50% de todos los espacios ocupados, una regla que se repite en la mayor parte de los cementerios. 

Fernando Fagoaga es el director de Defunciones y Cementerios de la Municipalidad de Rosario. Dice a Rosarioplus.com que el abandono de los nichos y parcelas por parte de los familiares parte de una falta de conocimiento, pero también connota el fuerte cambio cultural sobre la muerte que es influyente.

Cuenta el funcionario que los familiares del fallecido creen que es un arrendamiento que se hace de por vida, cuando en el título se aclara que es una concesión de uso, donde hay una perpetuidad de 50 años. Otro es el caso de las plazas gratuitas que cede el Estado a quienes no pueden costear una inhumación. Estos son renovables cada dos años y solo en tierra, no en panteones.

La ordenanza detalla que "se adjudicarán en concesión, previo pago del derecho que se fije, siendo renovables por períodos sucesivos, iguales, hasta un máximo de 10 años". Si no se efectúa la renovación dentro de los 30 días de su vencimiento, se procederá a la publicación de edictos, y se notificará al titular. Luego, un último plazo de 10 días más para regularizar la situación. Y si no, los restos se remiten al Osario General o al Crematorio, según el criterio de la Dirección General de Defunciones y Cementerios.

El cambio cultural que asoma en la gran falta de pago que registran los cementerios

Según Fagoaga esa tasa es variable, la establece el Concejo y depende de la ubicación en el cementerio, fluctúa entre los  2.000, 3.000 o 4.000 pesos. Después, el pago de mantención es bimestral y ronda los 550 pesos.  “Una cosa son las intimaciones de deudas a regularizar, que lo maneja la Secretaría de Hacienda y es el área que chequea los deudores y notifica; pero más de una vez son los familiares quienes vienen a regularizar esa deuda. Nosotros vamos atendiendo a la demanda”, explica el director.

“En la diaria siempre vamos notificando y sacando edictos para ir atendiendo la demanda, pero no puedo precisar un número, porque hay meses que son más y otros menos, suele haber un pico en invierno por el tema del frío. Otro actor en el cementerio son las mutuales, que también hacen exhumaciones, por lo tanto también absorben este servicio”, aclara el funcionario.

Fagoaga marca que tras la exhumación el mecanismo habitual es el uso del crematorio para las reducciones. Igualmente, una vez que se hace esa reducción, se espera un tiempo prudente para avisar a la familia por si quiere darle nueva sepultura a esos restos, y si se cumplen todos los pasos previos, se esperan unos 45 días por si alguien reclama ese cuerpo.

“Para nosotros la lógica del cementerio no se rige por la falta de pago, trabajamos en función a la demanda y en aquellas disponibilidades de suelo, no salimos a desalojar por falta de pago, claro que es un instrumento que tiene nuestra ordenanza y de alguna forma tenemos que actuar, por eso es que se va renovando.  Hacemos un análisis de cada una de las situaciones, no es que porque se debe la tasa lo desalojamos”, subraya el director sobre el manejo de este tema en su gestión.

El cambio cultural que asoma en la gran falta de pago que registran los cementerios

Pocas visitas y cremación 

Fagoaga, por abocarse puntualmente a la temática necrológica de la gestión municipal, reflexiona acerca de la cuestión de fondo. Cada vez es menos la gente que acude al cementerio, observa el funcionario.

La vida moderna fue dejando a un costado los rituales y se vive de una manera más líquida. La materia tiene otro sentido. Hoy muchos ven una responsabilidad que no quieren asumir, tener que sostener la sepultura de un familiar durante muchos años, incluso que después eso quede en manos de generaciones que ni siquiera tuvieron vínculo físico con ese familiar.

Hace 20 años atrás eran menores los servicios de cremación, sin embargo, en 2021 las cremaciones ascendieron en proporción y ya representaron el 26% de los servicios fúnebres. Se cree que en un futuro cercano este método de reducción de restos humanos pasará a ser el servicio más requerido. “En el medio, hay un grado de desinterés por ir al cementerio, mis compañeros más viejos me cuentan que cada vez viene menos gente. Vivimos de otra forma”, concluye.

Cementerio Jardin de Ybarlucea
Cementerio Jardin de Ybarlucea

Ybarlucea, su cementerio jardín y los desalojos

La situación en los cementerios de la región no difiere mucho a la de Rosario. En la comuna de Ybarlucea, donde se recibe gran parte de los servicios que tercerizan algunas cocherías locales, el nivel de falta de pago asciende al 50% del total de las parcelas, según estiman sus autoridades.

Mirta Marnich es trabajadora de la Comuna y quien lleva la administración de este cementerio jardín de 30 hectáreas. Ante la consulta de este medio, especifica que la ordenanza que los rige tiene algunas diferencias con la rubricada en Rosario. Para los desalojos el plazo es de cinco años de deuda, lo que da la potestad al estado municipal para tomar la parcela, obviamente, con previa notificación y edicto a sus arrendatarios. Igualmente, deja en claro que todavía no se hizo nada sobre nichos, panteones o parcelas con inhumaciones, que los desalojos  fueron en la pandemia, por obvias razones, y sobre espacios vacíos, ante la falta de un osario común para destinar esos restos.

En el caso de esta comuna, la cual es pequeña, los ingresos del cementerio son significativos. Por lo tanto, desde la pandemia se lleva adelante un trabajo para poder cobrar las deudas pendientes, muchas veces con complicaciones por falta de familiares que respondan al pedido o por falta de interés sobre el tema. “No queremos que pierdan las parcelas, nos interesa ver cada situación y analizarla”, sostiene Marnich.

Los costos del mantención en este cementerio son algo más elevados que en Rosario. La paga mensual ronda los 600 pesos. En caso de sepultura, dependerá del acuerdo que tenga la persona con su servicio fúnebre. Si el trato es directo con el cementerio, son 5.100 pesos, que incluye los impuestos de todo el año más 7.000 por la placa de mármol y el florero, es decir un total de 12.000 pesos.  Hoy una deuda grande en este cementerio que supere los 10 años de antigüedad con un contribuyente no supera los 45 mil pesos, pero se puede hacer un prorrateo a la hora de tratar de regularizar las deudas y presentar una oferta razonable.  La parcela, dice Marnich, “pertenece siempre a la persona si los impuestos están al día, es a perpetuidad real, no tiene un vencimiento”.