La diplomacia nunca cesa. Nunca debe cesar. Especialmente cuando el conflicto es más agudo. Tras arduas negociaciones impulsadas por los gobiernos de los Estados Unidos, Qatar y Egipto, el gobierno israelí y la organización extremista que gobierna desde 2007 la Franja de Gaza, alcanzaron un acuerdo que incluye una pausa de cuatro días en las hostilidades y la liberación de rehenes - exclusivamente niñas, niños y mujeres- además de palestinos detenidos en poder del Estado israelí.

Acuerdo mínimo, pero acuerdo al fin

La embestida de la maquinaria militar israelí sobre la Franja de Gaza parece haber puesto a Hamás en una situación apremiante. La crisis humanitaria está al descubierto y los propios referentes de Hamás admiten que han perdido la capacidad de contar con exactitud las muertes, que se acercarían a las 15 mil. Es quizás ese el motivo por el cual la organización aceptó negociar el acuerdo. El motivo por el cual lo hizo el gobierno de Israel es más notorio aún. La presión local e internacional para recuperar con vida a las personas secuestradas -se estima que son 240- se hace sentir a cada instante. Más de la mitad de ellas tienen ciudadanía extranjera o doble nacionalidad, alcanzando alrededor de 40 países, entre los que se incluyen Argentina, Alemania, Chile, España, Francia, los Estados Unidos, Portugal, el Reino Unido y Tailandia.

El acuerdo es mínimo, pero se trata de un acuerdo al fin. Incluye una pausa en las hostilidades por cuatro días y la liberación de 50 de los rehenes capturados durante el ataque de Hamás el 7 de octubre. Junto al cese momentáneo de hostilidades, Hamás obtiene la excarcelación de 150
palestinos bajo custodia israelí. Antes de los ataques del 7 de octubre, aproximadamente 5 mil doscientos palestinos estaban en prisiones israelíes, a los que posteriormente se sumaron otros 3 mil, que incluyen 145 niñas y niños además 95 mujeres.

El acuerdo incluye también la posibilidad de que se liberen más personas que las pautadas inicialmente. El gobierno israelí prometió un día de tregua por cada diez personas liberadas. Recuérdese que antes del acuerdo, Hamás sólo liberó a cuatro rehenes. 

Datos aportados desde Qatar, uno de los países mediadores, señalan que Hamás e Israel debieron elaborar un minucioso plan para el intercambio que incluyó un corredor seguro, las elaboración de listas de personas a liberar y distintos aspectos detallados para evitar que el acuerdo se frustre.

Es necesario subrayar que, si bien se abre una pequeñísima esperanza, el acuerdo no resuelve la guerra ni aborda las raíces del conflicto. Más aún, el gobierno israelí aseguró que una vez
finalizado, continuará con los ataques, por lo menos hasta liberar a todos los rehenes, completar la eliminación de Hamás y garantizar que no habrá ninguna nueva amenaza al Estado de Israel proveniente de la Franja de Gaza. Asimismo, el gobiernmo de Israel no permitirá el retorno de palestinos al norte, aunque sí acordó dejar entrar aproximadamente 300 camiones de ayuda humanitaria, entre alimentos, elementos sanitarios y combustible.

Mientras tanto, quienes habitan la Franja de Gaza padecen las consecuencias. Informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señalan la falta de hospitales operativos en el norte del territorio, afectado por las incursiones militares israelíes y la escasez de combustible, insumos médicos, alimenticios y agua.

Diplomacia y mediación

El proceso diplomático que permitió arribar al acuerdo comenzó casi inmediatamente después de los ataques del 7 de octubre y tuvo como actores sustanciales a los gobiernos de los Estados Unidos, Qatar y Egipto. Pero fue recientemente que, en un encuentro llevado a cabo en Cisjordania, y que contó con la participación de negociadores de esos tres países y representantes de Israel y de la Autoridad Palestina, se concretaron los detalles del acuerdo. Allí también se abordaron algunas líneas de acción sobre el gobierno y la seguridad en la región ante la posibilidad de llegar a un alto el fuego más estable.

Según trascendió desde fuentes egipcias, al comienzo de las negociaciones el gobierno israelí habría rechazado toda clase de ofertas y condiciones por parte de Hamás. Esto abona la conjetura de que la administración de Benjamin Netanyahu buscó una posición de fuerza mediante victorias militares sobre Hamás antes de comenzar a negociar seriamente.

Otro factor que habría contribuido a demorar el proceso negociador consistiría en el compromiso asumido por Hamás de informar a Irán y a otros grupos extremistas operativos en la Franja de Gaza sobre la evolución de las negociaciones.

No debería soslayarse el rol del gobierno estadounidense. El esfuerzo diplomático de la Administración de Joe Biden estuvo puesto al servicio de evitar una represalia israelí ilimitada en el primer momento, al tiempo que, con el envío de refuerzos militares de embergadura, se dispuso a proteger al país aliado ante la posibilidad de que una escalada descontrolada terminara en una alineamiento del mundo islámico y un posterior ataque a Israel. Simultáneamente, buscó vías de diálogo con eje en la liberación de los rehenes, donde el gobierno de Biden tiene depositado su principal interés, dado que aún hay 10 personas de nacionalidad estadounidense en poder de Hamás, además de las dos mujeres ya liberadas.

Un futuro aún incierto

Independientemente de cómo se ejecute en su totalidad el acuerdo o de la posibilidad de que se extienda y evolucione hacia un contexto más estable, el futuro está todavía gobernado por la incertidumbre.

La Franja de Gaza se encuentra en una situación precaria. La crisis humanitaria amenaza con una inminente hambruna y la proliferación de enfermedades. La ayuda humanitaria está prácticamente detenida debido a la escasez de combustible y la caída del sistema de comunicaciones.

Ante semejante contexto, los 300 camiones confirmados con provisión de insumos básicos no resultarían suficientes y así lo reclama la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras. Las restricciones de movimiento impuestas por las fuerzas israelíes que operan en la Franja de Gaza complican la situación. Desde la ONU señalan la falta de electricidad, la grave escasez de insumos en los hospitales y la negativa israelí a permitir el ingreso de alimentos especialmente en la zona norte de la Franja de Gaza.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que 21 de los 34 hospitales que hay en el norte de la Franja no están funcionando y, por lo tanto, no pueden aceptar nuevos pacientes. Además de las muertes registradas, hasta el momento los ataques israelíes produjeron el desplazamiento interno de una cantidad indeterminada de personas, que el ministerio de Salud local controlado por Hamas, establece en un millón 700 mil personas.

Mientras tanto, el primer ministro Benjamin Netanyahu prometió continuar las operaciones militares luego de la pausa de cuatro días. Sin embargo, este acuerdo, esta pausa, podría conducir a que otros actores internacionales se sumaran al impulso diplomático y a enriquecer las negociaciones que conduzcan a un escenario un poco más esperanzador.