El nuevo Código de Convivencia de Rosario fue presentado este miércoles en el Palacio Vasallo con la participación de Juliana Conti, subsecretaria Legal y Técnica, y el secretario de Gobierno Gustavo Zignago, por parte del Ejecutivo, y ediles de todos los bloques políticos. 

El proyecto se tratará en reuniones especiales que tendrán lugar en el recinto de sesiones para facilitar la participación y el debate del mismo en el marco de un plan de reforma del Código de Faltas actual.

En su presentación, Zignano adelantó que para la elaboración del mismo trabajaron ex concejales, colegios profesionales, instituciones de la ciudad, las universidades públicas y privadas, colaboradores y técnicos.

“Era necesario consagrar un nuevo instrumento. Lo necesita la ciudad; nuevas figuras y procesos de lo que hoy ocurre realmente. Sienta bases y principios que nos regirán por varios años más. Tiene en cuenta la mirada y la participación ciudadana. Esa participación tiene como consecuencia un hecho pedagógico, esta consecuencia se produce a partir del involucramiento de la sociedad en sus conflictos ”, precisó.

A esta vinculación de la sociedad civil, se le suma la utilización de dispositivos tecnológicos como método de denuncia y constatación formalizada. “Sobre la tecnología era necesario que la podamos consagrar orgánicamente. El sentido es construir esa norma, que se compara con la ciudad ”, agregó.

Por último, Zignago celebró la iniciativa y graficó -en alusión a la discusión por la autonomía municipal- que el nuevo Código de Convivencia “nos va a permitir otro estándar en base a las competencias y posibilidades”.

Por su parte, Conti profundizó sobre la incorporación de la tecnología, que la misma no solo respondía a la captación de una falta, sino que dio cuenta de la necesidad de incrementar la participación ciudadana por “desfasajes respecto del cumplimiento de las normativas porque las penas han estado estado desactualizadas ”.

Manifestó que en el nuevo Código de Convivencia se agrega cuestiones relacionadas con animales, ambiente, y se incorpora el trabajo comunitario como penalidad ante ciertas faltas.

Explicó además que se trata de normativa comparada y que se basó en el análisis de 10 códigos diferentes, de otros municipios, trabajados en paralelo. “La idea es sumar sobre temas de educación y conciencia”, concluyó la funcionaria.

A su turno, la concejala María Fernanda Gigliani, de Iniciativa Popular, reclamó al respecto a la utilización de un lenguaje no sexista, hablar de los organismos y no de las personalidades; y anticipó su reserva para la discusión en profundidad sobre cada uno de los temas. Además, la edila sugirió establecer primero las estructuras y la organización y luego los procedimientos.

En tanto, Roy López Molina, de Cambiemos, indicó que el mensaje del intendente no se puede resolver por mayorías sino que se debe buscar el mayor nivel de consenso en posición de darle estabilidad. Seguidamente objetó los artículos 105 y 124 sobre la designación de jueces de faltas, y sus exigencias para el ingreso. "Hay eliminación del proceso de remoción, y lo asemejan al régimen del estatuto de personal, es una debilidad", agregó.

Entre otras cuestiones el vicepresidente primero del Concejo manifestó su preocupación por la implementación de un jurado vecinal, como extrapolación del juicio por jurado, siendo en este caso a petición del procurador; y solicitó la inclusión de la mediación como mecanismo de resolución de conflictos.

Eduardo Toniolli, del Frente de Todos-PJ, por su parte, sugirió notificar a las distintas comisiones que en lo específico debaten proyectos con implicancias en el nuevo Código. “Tenemos una oportunidad para desarrollar herramientas que protejan a los vecinos”.

En su discurso el edil peronista necesitó fortalecer la transmisión del espíritu de esta norma ya que se trata de “un nuevo Código de Convivencia que aborda faltas, no delitos”.

Asimismo, Alejandro Rosselló, de Juntos por el Cambio, indicó que “será tarea del Ejecutivo lograr un código que no sea letra muerta, sino que sirva como instrumento”.

Jesica Pellegrini, de Ciudad Futura-FSP, se refirió al artículo 13, sobre menores de 18 años, inimputables en materia de conducción, e indagó por los alcances al respecto del nuevo ordenamiento. Para su compañera de bloque, Caren Tepp, el proyecto “se queda corto” con las faltas urbanísticas. “Me parece que tenemos muchas competencias y legislación. Se queda corta la reparatoria de daños; hay que especializar a los Juzgados de Faltas, específicamente en faltas urbanísticas ”.

“Una infracción en la construcción tiene trascendencia en el tiempo. Más allá de la sanción, hay que ver la reparación a la comunidad, como la donación de inmuebles ”, dijo en alusión a los casos donde se construyen más pisos que los permitidos.

Por último, Fabrizio Fiatti, de Creo, se refirió al análisis de este instrumento normativo . “Condensa conductas que deseamos que no se reproduzcan. Tiene que ser una herramienta de gestión de la conflictividad. Con la debida participación ciudadana, lograremos desalentar situaciones que generan conflictos. Necesitamos llegar a tiempo para desarmarlos en forma oportuna, y dar las garantías necesarias a los vecinos, que se sientan respetados absolutamente ”.

“No es un código de justicia, pero debe tener herramientas para que el municipio y los vecinos se involucren en la resolución de los conflictos. Implica una legitimidad y un carácter ejemplificador que le da pie a un nuevo sistema”, sostuvo el edil de Creo.

El próximo encuentro para debatir el nuevo Código de Convivencia será el miércoles 12 de mayo en horario matutino.