En la elección para la intendencia de Rosario los espacios políticos se juegan mucho y, por eso, promete ser competitiva. Hay varias cuestiones del armado y de la campaña que definirán quién se queda con el Palacio de los Leones, pero lo clave será el pulso del ciudadano.

Es que el máximo punto de una definición local es la percepción de la gestión, la cual rima con un axioma: si el intendente tiene una aceptable gestión y va a la reelección, gana. Acá hay dos cuestiones: la primera, y más obvia, es ver si Pablo Javkin logró esa aceptación de base en sus cuatro años como para ser reelegido y mantener esa premisa con vida, pero antes que nada se debe conocer si apostará a renovar mandato en la ciudad o salta a competir por la gobernación.

En ese punto entra toda una especulación. Si va a la carrera por la gobernación, ¿a quién deja en la ciudad? ¿María Eugenia Schmuck es la candidata del oficialismo? y si lo es, ¿puede ser la carta ganadora? Si Javkin compite en la Provincia, ¿qué acuerdos con otros espacios logrará para la ciudad?

En el medio toda una negociación en el frente de frentes a nivel provincial que, de construirse, tendrá implicancias directas en el armado rosarino. Una pregunta es qué hará el socialismo en Rosario, un reducto político que supo gobernar 30 años y, se dice, tiene intenciones de volver a manejar. Para eso necesitaría un o una candidata fuerte, algo que no le sobra. Clara García es una de las pocas figuras competitiva del PS. 

¿Qué hará Lewandowski, Rosario o gobernación?
¿Qué hará Lewandowski, Rosario o gobernación?

El radicalismo no tiene un candidato en la ciudad con chances, por lo que debería someterse a acuerdos. ¿Y el PRO? El diputado Federico Angelini podría encajar en ese esquema de competencia local y sorprender, pero deberá haber acuerdos para ello, no solo adentro del PRO, y eso quizás lo requiera no tan macrista.  

El rompecabezas afecta a la oposición local ya que no es lo mismo si juega Javkin en la ciudad o si pelea la gobernación. Si hace lo primero, la complicaciones serán de un peronismo decidido a recuperar la ciudad después de 50 años en base a una unidad amplia, es decir, cómo y con quién lo enfrenta. En cambio, si elige probar en la gobernación, el PJ tiene más chances y el oficialismo local estaría en aprietos en búsqueda de ese reemplazo de Javkin.

Muchas veces se termina eligiendo al intendente no por alguna capacidad puntual o porque tiene un conocimiento superior o probado en alguna área, sino por una cuestión de estilo, de espíritu de “lo veo al mando”. En las elecciones pasadas le pasó eso a Javkin, quien no se destacó por promesas en algún tema específico (ni seguridad, ni mantenimiento, ni barrios, etc). Ahora, tiene una gestión en la espalda y eso incidirá para su futuro. 

Enfrente el peronismo piensa en una interna amplia con Roberto Sukerman como uno de los candidatos lanzados, también puede estar Marcelo Lewandowski, algún representante del perottismo como puede ser Alejandro Grandinetti o Sonia Martorano, y hasta el ascendente Diego Giuliano por el massismo. La novedad es que Ciudad Futura tendrá intención de sumarse a esa primaria, lo que le daría chances al PJ. 

En ese caso, a Ciudad Futura le convendría una interna de muchísimos peronistas para dividir el voto e intentar ganar la primaria, algo que solo contra un Sukerman o Lewandowski no podría lograr. Todo se definirá en unos meses cuando cierre la lista a fines de abril o mediados de mayo, hasta entonces todo será rosca y especulación.