Unsplash

Hasta la caída de todos los activos de riesgo que hemos vivido a lo largo de 2022, no existía correlación entre las acciones y las criptomonedas, o esta era muy pequeña.

Sin embargo, también es verdad que la nueva correlación que parece haberse establecido ahora podría limitarse al hecho de que se ha generado aversión a todas las inversiones de riesgo ante el repunte de la inflación y la respuesta de los bancos centrales. 

Antes de este repunte de la inflación, las criptomonedas, en concreto el bitcoin, la principal referencia de este mercado de activos virtuales no tenía correlación con las acciones, lo que le hacía un activo muy interesante para el trading.  

Los expertos apuntan que el coeficiente de correlación entre el Bitcoin y el índice S&P 500 suele estar en torno al 0,15, aunque suele ser superior entre el Bitcoin y el índice Nasdaq Composite (0,17).

Para el trading es importante una cierta des correlación entre las distintas clases de activos. Si existe esta correlación entre dos clases de activos se reduce la diversificación y se eleva el riesgo de una cartera. En el caso de activos correlacionados, el trading elige en cuál operar porque no interesa hacer trading en activos de comportamiento similar. 

Hasta este año, las acciones y las criptomonedas más grandes como el Bitcoin no estaban correlacionadas, lo que permitía diversificar una cartera con porcentajes en ambos activos. Si existiera esa correlación que se ha vivido en 2022 los traders tendrían que diversificar las carteras con otras clases de activos y reducir su presencia en criptomonedas, pues el peso de una cartera suelen ser las acciones.

Sin embargo, un estudio de 21shares mostraba que la correlación entre bitcoin y el S&P 500 se debilitaba con el paso del tiempo o con el final de los eventos que afectaban a los dos activos. Además, a largo plazo, las inversiones en criptomonedas rentaban más. En su punto álgido, la correlación entre ambos activos ha alcanzado el 0,69. No obstante, podría ser un fenómeno de corto recorrido. 

¿Por qué ha aumentado la correlación?

Algunos expertos argumentan que los grandes inversores institucionales han tratado a las criptomonedas como si fueran acciones tecnológicas de alto riesgo. De esta manera, cuando los factores macroeconómicos trajeron incertidumbre a los mercados en los primeros compases de 2022, muchos inversores redujeron el riesgo en sus carteras reduciendo el peso en los activos que consideraban como más arriesgados: empresas tecnológicas y criptomonedas.

Así, una de las principales conclusiones del mercado es que la correlación entre las criptomonedas y los mercados accionariales puede haber sido creada por los mismos inversores y traders. Al fin y al cabo, podrían haber tratado a sus inversiones en cripto activos de la misma manera que al resto de sus activos.  

Por ejemplo, el 4 de mayo, la Reserva Federal estadounidense anunció que subía los tipos de interés hasta el rango del 0,75%-1%. Y el 5 de mayo el Bitcoin bajó hasta los 3.100 dólares, el Nasdaq 100 (NDX) perdió unos 1.400 puntos y el S&P 500 (SPX) unos 150 puntos. La criptomoneda perdió más, pero el efecto de la subida de tipos fue la misma en las dos clases de activos. 

¿Qué va a pasar a partir de ahora?

Los estudios apuntan que la rentabilidad del Bitcoin ha sido muy superior en promedio con la de los principales índices accionariales. Las comparaciones dejan en mal lugar a las acciones pues las rentabilidades anuales promedio de índices como el OMX 25 de Helsinki (7,5%), el MSCI WORLD (6,5%) o el Nasdaq Composite (14%) están muy por detrás de las del Bitcoin (120%).

Recordemos que la diversificación también proviene de los fundamentales. Una acción supone ser el propietario de una empresa y recibir las ganancias que obtiene en su actividad comercial. Por su parte, el valor fundamental de una criptomoneda procede de sus propiedades y su utilización en contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas.

La volatilidad inherente del mercado de las criptomonedas aporta una tranquilidad que no ofrecen los mercados accionariales. Y saber que a largo plazo las divisas digitales ofrecen mayor rentabilidad que las acciones hace pensar que más temprano que tarde volverá a la senda alcista. 

De momento, en lo que llevamos de año, el índice S&P 500 pierde cerca de un 10%, mientras que el Nasdaq Composite se deja un 16,6% por un 46% del Bitcoin o del Ethereum. Los dos activos caen, pero esa es su única correlación en lo que llevamos de año. Eso sí, los índices bursátiles caen en porcentaje parecido, lo mismo que les ocurre a las dos criptomonedas entre sí. 

En conclusión, puede que haya aumentado la correlación entre activos de riesgo en una situación concreta, pero no tanto porque haya correlación entre ambos sino porque ha habido una cierta desbandada de todo lo que suponga riesgo en un momento puntual. 

A largo plazo, la rentabilidad que ofrecen las criptomonedas y los mercados es diferente, por lo que puede ser cierto que no hay tal correlación en otras situaciones.