Hace calor. Hay mucha humedad. Algo de viento sopla, pero caliente. Y la tormenta no aparece por ningún lado, aunque se especula con la posibilidad de que desembarque esta tarde. El panorama climatológico para este viernes no es para nada alentador para los rosarinos, que cerca de las once de la mañana sufrían una térmica que rozaba los 40 grados. Sí, 40 grados, según el registro del Servicio Meteorológico Nacional (la temperatura real superaba apenas los 31, pero el combo venía con 73% de humedad y viento caliente a 13 km/h desde el norte). Resumen: si no llueve pronto, va a estar más que complicado.

Pero todo indica que sí, que lloverá. Y más que eso: habrá gran tormenta. Dicen los expertos del SMN que la región está bajo alerta. En realidad, muchas provincias, incluido el sur de Santa Fe. Advierten por la llegada de “tormentas fuertes”. Los temporales ya arrancaron en el sur y en el oeste de Buenos Aires, y se espera se muevan hacia el este. ¿El panorama? Podría caer mucha agua, más ráfagas de viento, actividad eléctrica e incluso granizo. Pero al menos, claro, bajaría el termómetro.

Recomendaciones

En este marco, lógicamente, el Ministerio de Salud de la provincia brindó recomendaciones sobre cómo evitar y prevenir golpes de calor. La directora de Promoción y Protección de la Salud, Andrea Uboldi, recordó que “el golpe de calor sobreviene cuando el cuerpo no puede regular su temperatura. La temperatura corporal se eleva rápidamente, los mecanismos para eliminar calor fallan y el cuerpo pierde la capacidad de enfriarse”.

Existen grupos de riesgo más propensos a sufrir golpes de calor: “Los ancianos, los niños y quienes trabajan o hacen ejercicios en ambientes calurosos”, señaló Uboldi.

Sobre cómo se lo percibe el golpe de calor, la funcionaria precisó que “las señales varían, pero pueden incluir una temperatura corporal extremadamente elevada, superior a 39 grados, piel enrojecida, caliente y seca, pulso rápido y fuerte, dolor de cabeza palpitante, mareo, náuseas, confusión y pérdida del conocimiento”.

“Si se observa alguno de estos síntomas -continuó- puede que se trate de una emergencia, por lo que se debe pedir a alguien que solicite ayuda y asista a la víctima. También es recomendable buscar una zona sombreada y tratar de bajarle la temperatura utilizando cualquier método disponible, como sumergirla en agua fría, rociarla con agua fría con una manguera de jardín, aplicarle compresas de agua fría, envolverla en una sábana mojada, entre otras”.

En el caso de los niños: ofrecer frecuentemente líquidos (agua o jugos naturales) y a los lactantes el pecho, no ofrecer bebidas muy azucaradas ni muy frías, no ofrecer comidas calientes y pesadas, incorporar mayor cantidad de sal que lo habitual, bañarlos o mojarlos con frecuencia, evitar juegos o actividades físicas, seleccionar lugares frescos y ventilados y vestirlos con ropa amplia, liviana, de algodón y de color claro.

Para jóvenes y adolescentes se recomienda que no tomen bebidas alcohólicas, evitar que realicen esfuerzos físicos intensos, seleccionar lugares frescos para descansar, sentarse o recostarse cuando sientan mareos. 
Para los ancianos: es importante que descansen en lugares frescos y ventilados, desabrigarlos y ofrecerles líquidos aunque no manifiesten sed.