La ciudad de San Jorge saltó a las tapas de los medios regionales por las polémicas declaraciones del intendente, Enrique Marucci, quien dijo que cerraría la Legislatura y aplicaría “el garrote”. Pero la localidad de 23 mil habitantes también tiene ciudadanos que le tienen piedad hasta a los bichos.

Varias familias prestan sus casas y hasta ayudan a capturar alacranes que son enviados al Instituto de Salud Carlos Malbrán en Buenos Aires donde se elabora el antídoto para las picaduras del insecto tan temido cuando llega el calor.

Desde la Provincia confirmaron que a fines de 2016 entregaron unos 160 especímenes de distintas razas al instituto, que tiene un reservorio de 800 con los que hace el antiveneno. El antídoto es distribuido de forma gratuita a Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe, donde se concentra la mayor cantidad de animales.

“No queremos que las personas en sus casas lo hagan pero son un gran aporte. La próxima captura será en marzo antes del frío, cuando el animal empieza a  hibernar. Estamos en la época de alimentación, apareamiento y crías”, explicó a Rosarioplus.com, la titular del área Control de Vectores del Ministerio de Salud de Santa Fe, Mariana Maglianese.

Beneficio territorial

El Instituto Malbrán procesa antivenenos para tratar picaduras de alacranes, víboras y arañas. Lo envían a las zonas donde más se registran accidentes. Hace tres años la provincia se sumó a los operativos de capturas. El último se dio hace 20 días en San Jorge y una localidad cercana llamada María Juana.

Existen dos modalidades de captura. Una por el día, mucho más arriesgada por que los agentes de Vectores deben dar vuelta troncos y escombros buscando los animales que atrapan con pinzas especiales. Otra es nocturna y empezó a implementarse en 2016. “Los alacranes despiden una sustancias que con la luz negra permite seguirlos. Salen a cazar escarabajos o cucarachas y es el mejor momento para agarrarlos”, sostuvo Maglianese.

Hace poco el instituto nacional cambió los protocolos de trabajo para recabar el veneno. “Antes tenían que cortar la púa y extraer la proteína para hacer el antídoto. Ahora usan una descarga eléctrica que estimula al alacrán y libera el veneno. Eso hace que pueda seguir vivo y sumar al reservorio de alacranes que sirve para hacer más antídoto. Una suerte de «ordeñe» que cada 20 días. Están alimentados y se reproducen para asegurar siempre tener disponible veneno para hacer el antídoto”.