El 11 de enero, tras una importante operación de endeudamiento público en los mercados internacionales por 9.000 millones de dólares, las reservas internacionales alcanzaron su nivel máximo: 63.900 millones de dólares. Lejos de reflejar una sana macroeconomía que redunda en ahorro de divisas para el país, esa cifra fue el resultado de una política de permanente endeudamiento externo del gobierno. Entre los años 2016, 2017 y enero de 2018, el sector público aporte al BCRA, en forma neta, más de 70.800 millones de dólares, casi todo sobre la base del endeudamiento externo.

Para el final de marzo, las reservas internacionales han caído a 60.700 millones de dólares. Es decir, una caída de 3.200 millones de dólares en 45 días. La clave de esta caída no es otra que la ausencia de nuevas operaciones en los mercados internacionales de crédito. El déficit del comercio externo, de los servicios y la formación de activos externos muestra su verdadero rostro al sacarle la máscara del endeudamiento externo.

De todos modos, podemos decir que los 60.700 millones de dólares son un montón de divisas en manos del BCRA. El problema es que, del mismo modo que el BCRA tiene ese activo, también tiene importantes pasivos que pueden transformarse rápidamente en una merma de esas divisas en poder de la entidad.

Para el 23 de marzo de 2018, entre depósitos de gobierno nacional y las cuentas corrientes en moneda extranjera, totalizaron más de 13.500 millones de dólares. Es decir que estas cuentas representan el 22 por ciento de las reservas internacionales. Retiradas las mismas, las reservas quedarían en 47.100 millones de dólares.

Pero la cuenta del pasivo más importante que tiene el BCRA es la de las Lebac. Se trata del equivalente a 68.000 millones de dólares que en poco tiempo podría migrar al dólar. De no mediar el sostenimiento de altas tasas de interés que el banco paga por esos títulos, gran parte de los mismos saldría en disparada hacia el dólar.

La base monetaria -es decir, el dinero en pesos en poder del público- representa otro pasivo de la entidad equivalente a casi 50.000 millones de dólares, aunque la misma difícilmente podría migrar hacia el dólar porque son pesos que el mercado interno demanda para la circulación de los bienes y servicios. El gran problema sigue siendo el de las Lebac.

El BCRA no cuenta con las reservas necesarias como para enfrentar una corrida semejante y el contexto macroeconómico de desahorro de divisas sólo agrava en el tiempo esta situación. Se patea para adelante pero no hay ningún indicio de que el gobierno vaya a sacar el centro antes de que se le termine la cancha. Digamos que vamos directo hacia un saque de arco del rival. El tema es que cuando el arquero rival acomode la pelota, vamos a estar con un nivel de endeudamiento público externo que creció exponencialmente y sin las reservas necesarias como para afrontar los pagos de intereses y de capital que ello implica. Algo así como en el quinto gol de España: con todo el equipo adelantado

De no haber grandes cambios en la política económica, el escenario esperable a mediano plazo es de fuertes devaluaciones y un recrudecimiento del problema inflacionario. No son culpables los salarios sino el modelo económico adoptado, que es inconsistente e inconsciente. Por más humo que venda el “mejor equipo de los últimos 50 años”, nos están llevando hacia una derrota mucho más abultada que la del otro día. El humo es del bosque que se está quemando.