No pudo ser. Relatos Salvajes no logró hacer historia, al menos en el cine mundial. Aún marcará récords por haber llevado al cine a tres millones y medio de espectadores (y contando) y también por sus múltiples premios, pero no pudo repetir la hazaña de La historia oficial y El secreto de sus ojos.

Nicole Kidman fue la encargada de dar la mala noticia. Cuando apenas había pasado poco más de una hora del inicio de la ceremonia, anticipó el rubro de mejor película extranjera y abrió el sobre: fue entonces cuando las esperanzas argentinas se desvanecieron. La película polaca Ida confirmó los pronósticos de los críticos al quedarse con el Oscar a la mejor película extranjera.

Filmada en blanco y negro, la película dirigida por Pawel Pawlikowsky es protagonizada una joven novicia que deja su convento para encontrarse con una tía, su único familiar vivo, antes de convertirse en monja. Una reflexión sobre la identidad y la familia, una propuesta poética.

No llegaba solamente como favorita por la opinión de los críticos: Ida ya había ganado un Goya, igual que Relatos Salvajes, pero además tenía yapa por haber sido nominada a otro Oscar por su fotografía.

De esta manera, la película de Damián Szifrón se suma a la lista de las que estuvieron cerca pero no pudieron festejar. Es que en la historia del cine argentino, otras cinco habían sido también nominadas pero quedaron en el camino: La tregua (Sergio Renán), Camila (María Luisa Bemberg), Tango (Carlos Saura) y El hijo de la novia (Juan José Campanella).