Elegía generalmente la primera mañana, cuando el centro se encuentra desierto y calmo, y los locales empiezan a recibir a los proveedores. El blanco era, justamente, el descuido de los repartidores de productos alimenticios que dejan abiertas las puertas de las camionetas mientras descargan e ingresan la mercadería. Manoteaba lo que estaba a mano, barras de queso, fiambres, y corría antes de que lo vieran. Pero este miércoles lo vieron.

Fue pasadas las 8, en la zona de Rioja y Mitre. Uno de los repartidores volvió antes de lo esperado a buscar más productos y lo encontró agachado, llenándose las manos. No hubo explicaciones, sí trompadas y sangre en su camisa. Al rato llegó la policía, lo puso contra el patrullero y lo detuvo mientras trataba de que el repartidor no lo golpeara más aún. Tenía una mochila con el escudo de Central estampado. Allí escondía una maza y un cortafierros, probablemente para darle golpes certeros a los candados de las cajas de las camionetas de reparto.

El mecanismo del robo no era al voleo, pero sí las víctimas, y en esta oportunidad también hubo coincidencia porque a los mismos repartidores les robó la semana pasada. “Nos robaron mercadería y los vecinos nos dijeron que era él. No le daban las manos para llevarse una bandeja con hormas de queso. No podía ni caminar de todo lo que nos robó. Los comerciantes dicen que anda siempre por acá dando vueltas”, relató el conductor de la camioneta de repartos tras el robo.

Al momento no hubo más datos, más allá de que se lo llevó detenido la policía y que podría tener en su historial otros robos de este estilo.