La semana pasada ocurrió algo extraño en Europa: todos los despertadores de ese continente conectados a la red eléctrica se habían retrasado 6 minutos en total, en una "pérdida de tiempo" que había comenzado a principios de año.

La european network of transmission system operators for electricity, o ENTSOE, publicó recientemente una nota de prensa en la que acusaba al área de control de Serbia, Macedonia y Montenegro, y en concreto a Kosovo y Serbia, de los desvíos de energía ocasionados desde comienzos de año. Desvíos que han provocado la pérdida de 113 GWh.

Esto, indicaban en la nota de prensa, jamás había ocurrido y ha provocado una bajada en la frecuencia de toda la red. Esta es la razón de que los despertadores europeos "hayan perdido" hasta seis minutos de tiempo en su cuenta. Los relojes están controlados por la frecuencia del sistema eléctrico, y no por un cristal de cuarzo (como muchos relojes de muñeca).

Por tanto, al haber estado por debajo de los 50 Hz, estos despertadores han sufrido un molesto retraso que ahora tratará de compensarse subiendo de nuevo la frecuencia ligeramente por encima de los 50 Hz. A día de hoy el sistema todavía permanece a unos 49,99 Hz gran parte del tiempo, a pesar de las subidas puntuales, lo que supone una pérdida de unos 340 segundos.

La ENTSOE ha advertido que alguien deberá responder por esos seis minutos perdidos en los relojes, aunque nadie explica a quien se responsabilizará por ello. Y es que la razón, indican las fuentes, es meramente política. Un conflicto entre Serbia y Kosovo que ha afectado a todo el bloque eléctrico europeo.

El Sistema Eléctrico Continental Europeo es un complejo que engloba a un gran número de países y sistemas locales. Un fallo en uno de estos sistemas puede suponer un desajuste en todos los demás.

Un fallo puede suponer un colapso del sistema completo, aunque hay medidas para que esto no ocurra. Y esas medidas afectan a todos los integrantes del bloque energético, lo que quiere decir que aunque la pérdida esté entre Kosovo y Serbia, finalmente, llega al despertador de los dormitorios de todos los europeos.