La plataforma Netflix estrena Rolling Thunder Revue, el nuevo documental que el director Martin Scorsese hizo sobre la gira que Bob Dylan realizó entre 1975 y 1976 que captura “el espíritu atribulado de Estados Unidos en 1975 y la jubilosa música que Dylan tocó durante el otoño de ese año”. El resultado es parte documental, parte película de concierto y “parte sueño afiebrado”.

A 14 años de la realización de No Direction Home, el exhaustivo documental de Martin Scorsese sobre la carrera artística de Bob Dylan en los 60, el cineasta y el músico vuelven a asociarse para Rolling Thunder Revue, una nueva película, estrenada hoy por Netflix, que se retrata la mítica gira que el cantautor premiado con el Nobel de Literatura realizó por Estados Unidos en 1975.

Se trata de un extenso recorrido, que se prolongó durante varios meses, en el que el Dylan eligió sumar a un grupo de amigos, que iba creciendo a medida que la gira progresaba, en un tour que se asemejó más a caravana de gitanos, por su carácter nómade, que a una convencional serie de actuaciones de un consagrado artista de rock.

La decisión del músico de actuar en lugares pequeños y de manera muchas veces improvisada dotaron a esta gira, revisada de manera excepcional por Scorsese, de una frescura sobre el escenario poco veces vista en el generalmente parco Dylan.

Como ocurrió en No Direction Home, el valor del trabajo de Scorsese, entre otras cosas, reside en haber logrado contar con el testimonio del reticente Dylan, a pesar de afirmar que no recordaba mucho de esa época; además del de protagonistas del tour, como el caso de Joan Baez, Sam Shepard, el periodista de la revista Rolling Stone Larry Ratzo Sloman, el boxeador Rubin Hurricane Carter y el promotor Jim Gianopulos, entre otros.

Basado en imágenes tomadas en esa época por Stefan Van Dorp, quien también aporta su recuerdo, el documental de Scorsese deja librado al espectador, a partir de las distintas escenas y testimonios, el armado del contexto y las características de la gira.

La mención a la traumática salida de las tropas estadounidenses de Vietnam, la renuncia del presidente Richard Nixon tras el escándalo de Watergate, los intentos fallidos de asesinar a su sucesor Gerald Ford y los festejos por el Bicentenario son algunos de los acontecimientos que permiten contextualizar el particular periplo.

También resulta llamativa la formación que acompañaba a Dylan en el escenario, con roles protagónicos del guitarrista Mick Ronson, el mismo que brilló en la etapa glam de David Bowie; de Bob Neuwirth; la mencionada Joan Baez y, de manera particular, la enigmática violinista Scarlet Rivera.

A pesar de que el filme ronda las dos horas y media, resulta mucho más corto que otros trabajos de Scorsese en esta materia, tal el caso de No Direction Home o Living in the Material World, basado en la vida del beatle George Harrison, que debieron presentarse en dos partes.

Las anécdotas, las lecturas actuales de lo ocurrido, las imágenes de la época, la posibilidad de ver a un Dylan histriónico y disfrutando del escenario de una manera casi inédita, el desfile de grandes figuras y la postal de época hacen de este trabajo una pieza de colección para los amantes de la música, de los documentales y de la historia reciente.