Un diseñador eslovaco, Stevan Klein, perfeccionó su idea de un auto volador que vino desarrollando hace un lustro, y finalmente logró una travesía inédita hasta entonces. Su invención de cuatro ruedas desplegó alas y por 35 minutos voló a 2500 metros de altura, a lo largo de 80 kilómetros para aterrizar en el aeropuerto de Bratislava.

Klein piloteó su coche-avión al que denomina AirCar (se devanó los sesos para bautizar el proyecto), y consiguió unir Nitra y Bratislava a 170 km/h en un tercio del tiempo que se emplea por ruta terrestre. Lo mejor fue que al aterrizar, en un minuto y medio la nave contrajo sus alas, detuvo su hélice posterior y volvió a su formato de automóvil convencional, aunque algo extravagante, claro.

“Este vuelo inicia una nueva era de vehículos de transporte duales. Abre una nueva categoría de transporte y devuelve al individuo la libertad asociada a los coches”, señaló Klein, según un comunicado de su empresa difundido por la agencia EFE.

“Después de aterrizar, con el clic de un botón, el avión se transformó en un coche deportivo en menos de 3 minutos”, dijo el inventor.

El AirCar Prototipo 1 está equipado con un motor BMW de 160 caballos con una hélice fija y un paracaídas.

Durante las 40 horas de vuelo, este aparato ha alcanzado una altura de unos 2.500 metros y una velocidad de 190 kilómetros por hora.

Hace cuatro años, Klein presentó el prototipo Aeromobil 4.0., que se diferencia del AirCar no sólo por su diseño, sino por cómo se transforma de avión en un vehículo normal, algo que con el nuevo modelo dura menos de tres minutos.

El diseñador no ha dado pistas sobre cuándo se comercializará el AirCar, que aún debe superar 50 horas de vuelo.

Seguirá después un segundo prototipo con ligeros retoques en el diseño y con mayor potencia, lo que permitirá alcanzar mayor velocidad.

Klein espera lograr con este modelo mejorado el certificado de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA).