Esta semana el reactor “RA-4” de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNR será el escenario de un encuentro de los jefes de los cinco reactores nucleares del país de baja potencia, para uso académico, de investigación y medicinal, y en medio del furor por la serie ChernobylRosarioplus.com quiso saber por qué la cita será en la ciudad.

El encuentro, que será del lunes 5 al miércoles 7 de agosto en el IMAE, instituto en un edificio anexo a la casa de altos estudios en la Ciudad Universitaria, será un espacio de intercambio de experiencias y de análisis sobre la modificación de la norma de operación sobre los reactores que propuso la Autoridad Regulatoria Nuclear (ANR).

Oscar Peire es el director del Instituto de Estudios Nucleares y Radiaciones Ionizantes (IENRI), y explicó a este medio: “Cuando asumí hace cuatro años como director hicimos una puesta en valor de las instalaciones y nos propusimos como anfitriones para que vieran los cambios y nos den su devolución, ya que se cambiaron los controles, se pintó el reactor, y como es un espacio académico, contamos con aulas y recintos para el diálogo, que no todos los otros reactores tienen”.

Los demás reactores se encuentran en Bariloche, Ezeiza, Constituyentes y Córdoba. Este último en la Universidad Nacional de Córdoba es “el mellizo” del rosarino, ya que fueron creados juntos y para los mismos fines educativos y de investigación. “Ninguno genera realmente energía atómica, aunque sí unos son mas de uso educativo y otros de produccion de un líquido para la medicina (radiofármacos, en Ezeiza). Son de entrenamiento, se irradia algun objeto para simulaciones, y los usan docentes, estudiantes y usuarios de la Comisión Nacional de Energía Atómica”.

El rosarino RA-4 es un reactor nuclear térmico de baja potencia con núcleo sólido homogéneo, de potencia máxima 1W, de los denominados "de potencia cero", y aunque no irradie, se usan guardapolvos de protección. Diferente a las centrales nucleares, donde se usan mamelucos con plomo para blindar la energía, e incluso en las zonas peligrosas ya no manipulan los seres humanos sino robots.

Con el reactor de Ciencias Exactas se hacen seminarios y cursos de capacitación y formación en física nuclear. Esta instalación se usa también para investigación, difusión de la tecnología nuclear, instrucción y entrenamiento de operadores de reactores. Allí se organizan recorridos y visitas con titoría para secundarias, otras facultades y particulares interesados en conocer cómo se opera.

Peire asumió esta dirección cuando terminó su gestión como decano en la Facultad de Ciencias Exactas. Explicó lo fundamental de la energía atómica: “un país se desarrolla con más industria, pero si aumenta la cantidad de industria la energía no daría abasto, y por eso todo país que piensa en su desarrollo debe invertir en energías. Y la idea es que fueran renovables y amigables con el medioambiente, y la atómica es una de ellas, y por eso la importancia de investigar con ella”.

En Europa desde hace años la energía atómica se utiliza para irradiar muchos alimentos, que aunque pueda sonar raro, no genera efectos negativos en quienes los consumen, y se realiza para eliminar microorganismos en la piel por ejemplo de las frutillas y de esa forma puede durar mucho más tiempo, como ejemplo para irradiar el pan, lo que prolonga su tiempo de vida sin usar ningún conservante ni químicos. "El proceso es físico sobre el alimento, y no produce efectos nocivos en las personas”, aseguró Peire. 

“En Argentina se utiliza mucho en tratamientos para reducir el cáncer, así como en los estudios de radiografía. Y otro uso es a modo de plaguicidas, estirilizando las plantas de una cosecha para que no se reproduzcan las plagas, y no se requiere el uso de plaguicidas".

Hiroshima y Chernobyl como cicatrices de la historia

La tecnología nuclear comienza a usarse en plena Segunda Guerra Mundial, y la bomba en Hiroshima fue la que culminó esta guerra con el triunfo de los aliados sobre los nazis. Los estudios científicos avanzaban mucho en Alemania como en Estados Unidos, así como ocurrió después durante la Guerra Fría con la Unión Soviética, que devino en el desastre químico de Chernobyl.

A partir de este uso con efectos perniciosos quedó en el imaginario social la idea de que la energía atómica es un arma. Sin embargo cuando Argentina en la década del ’50 comenzó a desarrollarla, acprdó con las naciones del mundo para su uso pacífico y beneficioso. Y desde entonces no desarrolló con fines bélicos ni tuvo en su historia en sus tres centros Atucha 1 y 2 como el de Embalse de Río Tercero ningún accidente en su haber.

Desde los '50 el desarrollo en esos tres centros es principalmente industrial y medicinal. "Industrial para verificar las estructuras de muchas instalaciones, por ejemplo una cañería, sin intervenir en las estructuras, como si fuera una radiografía del espacio. De la misma manera, la medicina nuclear se utiliza en aparatología de tomógrafos y radiografías, así como para tratamiento del cáncer. Argentina es un país que en tema de energía nuclear es pionero, esta entre los primeros con Japón, China, Alemania y Estados Unidos, y no muchos países tienen ese desarrollo", destacó el director del EINRI con orgullo.

Sobre Chernobyl, una tragedia que hace pocos meses fue vuelta a la agenda social a partir de una serie on demand de cinco capítulos, Peire destacó que “cuando hay algun tipo de accidente en una central nuclear, afecta a un número grande de personas, y por eso el temor de la gente con lo que ocurrió en esa ciudad rusa, que fue trágico por la cantidad de muertes y efectos que dejó tantos años en la zona”.

Recordó que el de Chernobyl era un reactor creado ya con fines militares para generar plutonio para armas, y luego decidieron adaptarlo para dar electricidad a la ciudad, "y no se puede adaptar de esa forma algo que fue creado con otro fin, como un Fiat 600 modificado para que ande como un Mercedes Benz".

Por ese entonces estaba la carrera armamentista de la Union Soviética con Estados Unidos, y aun no existían las inspecciones ni los acuerdos de no proliferación de la ONU, y encima Rusia lo ocultó, pero la noticia se conoció después. “Me acuerdo cuando un médico argentino contó a la revista Noticias que viajó para colaborar en asistir a las víctimas y no lo dejaron pasar, porque los rusos eran así de herméticos”.

Peire analizó la serie que hizo furor en los espectadores: “Está muy bien hecha, aunque hay parte que se fantaseó un poco, es bueno verla para conocer lo que pasó, una tragedia evitable. Hay que pensar que en aquella época el mundo no sabía que existía ese lugar por la “cortina de hierro”, y actualmente las medidas de seguridad y protocolo son mundialmente y nacionalmente muy exigentes, por lo que es difícil que vuelva a ocurrir”.