Facebook es una de las redes más odiadas por los jefes de las empresas. Es que siempre hay empleados que pasan más tiempo del deseado enganchados a las novedades que sus amistades suben a la red social.

Es por eso que en numerosos espacios de trabajo hay cortafuegos que limitan el acceso a la empresa creada por Mark Zuckerberg. Eso era hasta ahora. Es que la red social con más usuarios se ha propuesto gustarle a los que mandan en las oficinas.

Por eso creó Workplace, o como se conoce en su versión de prueba, Facebook at work, un servicio que en cierta manera copia a otros que ya existen en los laburos, como la red que manda en el sector, Slack, pero con algunas variaciones.

Por ejemplo el precio. Sí, este será un servicio de pago pero tendrá un costo un poquito más bajo que las competidoras: los mil primeros usuarios activos mensuales de cada empresa tendrán un coste de tres dólares por perfil. El tramo de hasta 10.000 usuarios cuesta dos dólares por miembro activo. La cuota baja un dólar si la organización supera los 10.000. Es la primera vez que Facebook cobra por el uso de un servicio no publicitario.

Uno de sus secretos para entrar en el competitivo mundo de las aplicaciones de oficina serán las integraciones. Ya tienen un acuerdo con Asana y pronto anunciarán más. Otro compromiso de Facebook consiste en que no van a cobrar por el usuario que no lo utilice. Su ambición es que lo usen desde las secretarias a los ejecutivos.

Entre las ventajas con respecto a los competidores estará, además de su profundo conocimiento de las redes sociales, el hecho de contar con perfiles iguales a los ya conocidos de la versión original, eventos, vídeos, su mensajería y, sobre todo, llamadas de audio y videoconferencia. Es decir, una inusitada familiaridad que hacer que la curva de aprendizaje sea casi inexistente.