Cuando Rosario Central anunció que un grupo de socios podría estar en el  partido  en el Gigante de Arroyito el sábado ante Central Córdoba, la Liga de Fútbol Profesional (LFP) prohibió el ingreso del público a las canchas.

Ricardo Carloni, vicepresidente canalla, había asegurado que contaba con la autorización del gobierno para realizar un sorteo entre los socios para que diez podrían ver el encuentro el sábado. Algo similar había puesto en marcha Defensa y Justicia, después de que San Lorenzo permitiera el acceso a la cancha de 24 socios.

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Sin embargo, desde la LFP afirmaron que no podrán ingresar socios a los partidos de la liga, y limitó el cupo a 125 personas decididas por el club local (solamente dirigentes y allegados) y 75 por el lado de los visitantes.