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Este miércoles y jueves comienzan las actividades para recordar los 50 años del Rosariazo, con imágenes y reflexiones sobre las movilizaciones obrero-estudiantiles de 1969. El Centro Cultural Roberto Fontanarrosa realizará dos charlas, proyecciones y exhibición de fotos sobre el Rosariazo en su 50 aniversario.

El miércoles  a las 19 horas, comenzarán las jornadas con la charla sobre «Alcances y límites de la unidad obrero estudiantil en el primer Rosariazo», a cargo del profesor de la Escuela de Historia de la UNR Antonio Oliva.

Luego Mariana Bortolotti, quien es profesora de la Escuela de Historia de la UNR y miembro del Centro latinoamericano de Investigaciones en Historia Oral y Social (CLIHOS), ofrecerá un recorrido por los hechos del 69 titulado «De minifaldas y barricadas, mujeres en el Rosariazo».

El jueves a las 19 se proyectará un documental con material inédito sobre aquellas luchas, del realizador rosarino Charly López. La presentación será moderada por el cineasta Pablo Romano.

Las jornadas serán acompañadas por una pequeña exposición de fotografías de archivo y material pedagógico perteneciente al Museo de la Ciudad de Rosario.

Sobre el documental "El Rosariazo" 

El documental de 45 minutos realizado por Charly López busca aportar a la construcción de la memoria colectiva de la ciudad a través de la recuperación audiovisual de archivo fílmico y fotográfico sobre los acontecimientos de mayo y septiembre de 1969. Los rosariazos jugaron un papel importantísimo en la lucha contra la dictadura de Onganía. La ciudad se convirtió en el escenario de insurrecciones que se sumaron a las de Corrientes, Tucumán, Córdoba, Cañada de Gómez y Chipoletti.

A través de los distintos testimonios, tanto de archivo como actuales, se contrastan las distintas historias con una mirada crítica, diferenciando las décadas y las influencias políticas. Lo que ocurrió en mayo en Rosario fue la primera expresión popular de la pelea antidictatorial en las calles desde la caída del peronismo.

Era un tiempo de debates intensos, de lecturas que se compartían con las de las Universidades parisinas o de Berkley. Y también de un compromiso conmovedor de diversos grupos de jóvenes que se negaban a aceptar en silencio las propuestas de la sociedad de consumo.

En la calle se protestaba contra un establishment mundial, que en la Argentina se representaba con el rostro más patético: el de una dictadura militar. Y en Rosario se encendía la mecha que terminaría con los sueños del mesiánico Juan Carlos Onganía.