Trascendieron detalles de la investigación posterior al deceso de Diego Maradona, y así quedó comprometido su médico Leopoldo Luque. La policía le encontró indicios de que le había falsificado la firma al ídolo popular.

Los datos surgen de un allanamiento realizado el 29 de noviembre, cuatro días después de la muerte del ex futbolista. Las policías federal y bonaerense allanaron la casa del médico en Adrogué y un consultorio en el barrio porteño de Belgrano donde atiende el último especialista que atendió a Maradona. Y entre los objetos hallados apareció una pila de cien páginas entre las que había algunas firmadas por Diego. En una, supuestamente Maradona pedía su historia clínica a la Clínica Olivos, donde Luque lo operó del cerebro. En otra, se encuentra una firma de Diego escaneada. En la última, hay varias firmas, como si alguien las practicara, según publica el portal Infobae.

Estas rúbricas no eran como el famoso autógrafo de Diego con el 10, sino otra más oficial. De allí que los pesquisas sospechan de que eran firmas falsas. Ahora esos documentos están en poder de un perito calígrafo de la Asesoría Pericial de la Procuración.

Los fiscales del caso, coordinados por John Broyad, fiscal general de San Isidro, saben que un pedido de historia clínica debe hacerse bajo firma expresa del paciente. En otro procedimiento, se secuestró una constancia donde se retiraron cuatro historias clínicas de Olivos. A Luque se le encontró solo una.

Hasta ahora, Luque no está imputado por mala praxis o negligencia en el tratamiento a su famoso paciente, pero muchos alrededor sospechan que allí está la clave del fatal e inesperado desenlace ocurrido el 25 de noviembre pasado. Si se comprueba la falsificación de la firma, entonces habrá complicado su situación procesal. 

Hasta ahora, el peritaje al cuerpo y sobre órganos, sangre y orina demuestran una salud devastada en el final del Diez. La cirrosis ya asomaba, el corazón estaba asediado por varias patologías, y en la sangre había presencia de una ensalada de psicofármacos como antidepresivos, anticonvulsivos y otros para tratar la adicción al alcohol. Pero ningún medicamento de indicación cardíaca.

Lo otro que deja dudas es la ausencia en la casa donde murió de equipamiento médico adecuado para su situación: ni monitor, ni desfibrilidaor, tanque de oxígeno o un llamador de emergencia junto a la cama, pese a que oficialmente estaba con internación domiciliaria.