A más de un año y medio de su sanción, finalmente este miércoles se reglamentó la Ley de Talles en Argentina. La misma establece un sistema único normalizado de identificación de talles de indumentaria en todo el país y es el resultado de la lucha colectiva de muchas organizaciones y activistas que se pusieron la causa al hombro. 

Si bien la reglamentación fue esperada y celebrada, desde la ONG AnyBody, impulsora del proyecto, aclararon que "es un paso más". "La ley es para nosotras una ventana, una puerta de entrada a la reflexión y al cuestionamiento de las problemáticas sociales que están detrás de un sistema de talles no regularizados. Es por esto que entendemos como un pequeño aporte y no la solución a las desigualdades que se encuentran detrás de la vulneración del derecho a vestirse", expresaron a través de su cuenta de Instagram. 

Por lo pronto, habrá que armarse de paciencia. El Gobierno dispuso que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) realice el estudio antropométrico, mediante el cual se establecerán las medidas corporales estandarizadas, en los próximos 240 días. 

AnyBody destacó que el estudio no se empieza desde cero, sino que debe completarse. "Falta muy poco, que se haya reglamentado le da el último empujoncito para que se termine. Esta la base de la ley, sin eso no se puede avanzar para ningún lado", explicaron a través de un vivo de Instagram donde despejaron todas las dudas sobre los pasos que siguen.

Pese a que hay que armarse paciencia para la implementación efectiva, el cambio social es tan fuerte que en diferentes puntos del país ya muchos consumidores y comerciantes comenzaron a exigir y vender ropa en una curva de talles más amplia. Por supuesto, Rosario no es la excepción. 

Cuando los emprendedores ven lo que las grandes marcas no

En los últimos años, gracias a las organizaciones y activistas que llevaron adelante la causa, productores y fabricantes de indumentaria de Rosario pusieron atención al reclamo de los compradores. Como suele suceder en muchos casos, los locales y marcas más pequeñas respondieron a la demanda de sus clientes con mucha más rapidez y compromiso. 

"Creo que el panorama en Rosario mejoró y mejoró un montón. Hoy tenemos mucha más accesibilidad a talles. En la ciudad hay muchos emprendedores que entienden la realidad de lo que pasa afuera. Pareciera que las marcas más grandes o mainstream no están viendo la película que pasa afuera", diferenció Luli Paretti de El Ropero Off, un sitio web con tendencias de moda, y una de las defensoras de la ley en comunicación con Rosarioplus.com.

En ese sentido, resaltó que hay muchos diseñadores y emprendedores que entendieron a la perfección el cambio social y tienen el valor agregado de que "apuestan a producir acá". "La Ley de Talles es un paso enorme para poder nomenclarnos y saber qué talle usamos y también va ser una herramienta más para los que ya están haciendo las cosas bien y tiene ganas de seguir haciéndolo. Les va a facilitar un montón el trabajo", consideró.

Para Paretti, "es real que hubo un cambio". Aunque advirtió: "A las marcas grandes no les está quedando otra opción. No sé si lo hacen porque quieren o porque no les queda otra".

En este marco, aparecen las marcas que intentan generar espacios para "la ropa se adapte a vos y no vos a ella". Una de ellas es Mueck Design, a cargo de la productora y comerciante de indumentaria Julieta Kleier. "La marca intenta generar un espacio donde cualquier mujer, con cualquier tipo de estilo pueda verse reflejada en la ropa", contó a este medio.

Para Kleier, la Ley de Talles "va cambiar muchísimo la forma de consumir y de producir ropa". Aunque advirtió que "no vamos a verlo reflejado de un día para el otro, este proceso va a llevar muchísimo tiempo". 

Como suele suceder en la mayoría de las industrias, tanto fabricantes como importadores de ropa suelen elegir producir de la manera más económica. En muchos casos, el afán de reducir costos lleva a variar las técnicas de producción. Por lo tanto, Kleier consideró que la real implementación de la ley quizás "tenga un impacto económico" en las prendas.

"Por ahí cuando arranca una temporada se hace una cantidad masiva de prendas, se hacen pre lavados de 500 jeans en una centrífuga industrial. Para hacer la reposición de esos se hace el prelavado de 40 jeans en una centrífuga más pequeña. Entonces el encogimiento que sufren las prendas según el tipo de lavado es diferente. Esto significa que el tamaño de la primera tanda y de la segunda va a ser diferente", ejemplificó la comerciante.

Y agregó: "Esto genera que el mismo jean de la misma marca va a tener diferentes tamaños. Esto va a hacer que los fabricantes cambien la forma de producir. Seguramente primero lo produzcan, hagan los prelavados, y después se haga el etiquetado. Al revés que se hace ahora. Esto va a generar mucha dificultad a la hora de producir, pero se puede hacer". 

¿Qué pueden hacer los consumidores mientras tanto?

Mientras se espera la implementación real de la Ley de Talles y los resultados del estudio antropométrico, los consumidores tienen en sus manos la posibilidad de elegir aquellas marcas que sí tienen en cuenta la diversidad de cuerpos de sus clientes y la respetan.

Por su parte, Luli Paretti subrayó la importancia de "colaborar con aquellos que son responsables, consecuentes y transparentes con lo que hacen". "Siempre hay que apostar a la producción local. La mayoría que produce acá lo hace con talleres de acá, excepto que sea algo muy puntual, y eso está buenísimo. Si las marcas son responsables y están teniendo un trato digno y empático con el consumidor, consumir esas marcas. No desesperarnos por aquellas que no hacen las cosas bien, ni les interesa o que no piensan en esa gente que excluyen", reflexionó.

En la vereda de los productores, Julieta Kleier también pidió "apoyo para estos locales que traen o fabrican o variedad de talles". "No es fácil con esta economía poder ofrecerlas, el riesgo que asume un comerciante con curva de talles amplias es mucho mayor que el que trae un talle único", argumentó.

Valorar a aquellos que intentan generar inclusión y producir o tener stock de talles es por ahora la única herramienta con la que cuentan los compradores. Más adelante, se podrá denunciar a quien no cumpla con la Ley de Talles y exigirle que lo haga. Vestirse es un derecho y el Estado deberá garantizarlo.