Un grupo de jóvenes y adultos que fueron internos del Centro Regional de Salud Mental Agudo Ávila se capacitaron durante meses, se organizaron y formaron un servicio de catering cooperativo que produce una variedad de panificados y comidas elaboradas de gran calidad. Ya trabajaron para 15 clientes en la gran cocina en el primer piso del espacio cultural La Toma.

En marzo pasado terminó la capacitación y se conformó una asociación de hecho para poder facturar, pero el objetivo es ser una cooperativa. Los roles están bien divididos: dos compran los insumos, dos se encargan de la limpieza y el ordenamiento, dos son encargados de la despensa, dos del marketing y otros llevan adelante la contabilidad.

Sandra es una de las once fundadoras del servicio de catering “El horno está para bollos”. En charla con Rosarioplus.com contó que aunque le gustaba cocinar, no pensaba que iba a encontrar en esto una salida laboral. “Yo salí del Agudo, y ahí quedó mi novio. Cuando salió un año después nos casamos, y ahora que surgió esta capacitación me venía bien para saber cocinarnos a los dos”.

Entre otras cosas, el catering ya tiene en su haber producciones de pan saborizado, pan relleno, fosforitos, pastafrolas, masitas secas, alfajores de maicena, palmeritas, panqueques, pizzas, pizzetines, cazuela de albóndiga, y hasta pata de ternera con salsas varias.

Gabriel, también parte del proyecto, resaltó el grupo que se armó a partir de la capacitación que comenzó en junio del año pasado. Natalia, en tanto, recordó que “al principio nos costaba aprender, pero de a poco aprendimos a hacer el hojaldre, las prepizzas, y fuimos aprendiendo a desenvolvernos en la cocina. Pensaba que hacer una pastafrola era difícil, pero tan difícil no era”.

El primer pedido al servicio de catering fue de panificaciones para el Congreso Internacional de Discapacidad Intelectual, con una asistencia de unas 500 personas en el Centro Cultural Fontanarrosa. El segundo fueron 400 empanadas en la Feria de Colectividades, y Mónica recordó que las vendieron los del Movimiento Acción Solidaria con mucho éxito. “Al principio comprábamos los discos, y después aprendimos a hacer la masa nosotros mismos”, recordó contenta. “Aspirábamos a crecer y formar una cooperativa, y eso lo logramos, y el grupo es lindo, nos seguimos conociendo de a poco”, destacó.

Martin Abraham es uno de los trabajadores sociales que coordina al grupo, quien contó sobre los miembros de la cooperativa que “es como todo grupo humano: son intensos, conviven y trabajan de forma colaborativa, solo que es en un dispositivo sustitutivo del manicomio, en sintonía con la ley nacional, para insertarlos en el mundo del trabajo cuando es difícil viniendo de estos lugares”.

El coordinador recordó los comienzos: “Algunos venían referenciados de centros de salud barriales, otros del Ávila y alguno de la Colonia de Oliveros, pero todos vinculados al Agudo. La idea nos surgió a partir de que colegas del Ávila observaban que unos 60 externados seguían retirando viandas de allí, y pensamos cómo enseñarles a cocinar. Desde la Dirección de Salud Mental hicimos una convocatoria, y capacitamos a 25 personas de entre 30 y 50 años. De éstos se armó el grupo en marzo, que al terminar la capacitación se pensó organizar la cooperativa”.

El proyecto se pensó en varios lugares físicos, pero finalmente se optó por La Toma, ya que “es un marco perfecto para trabajar solidariamente, compartiendo el espacio con otra gente”, precisó.

Yanina es la coordinadora general de todo el proyecto, y aseguró que “lograron un nivel de producción muy buena, de una excelencia, que a esta altura no compran nada pre hecho, todo es elaboración propia y artesanal”.