Andrés Lastorta, director general de bomberos zapadores, fue uno de los primeros en llegar a calle Superí al 200 en la tarde del domingo. Todavía no se sabía mucho: una propiedad sobre la barranca había cedido y entre los escombros se encontraban atrapadas tres personas. A las pocas horas los socorristas lograron rescatar con vida al dueño de la casa, Luis López, un hombre de 88 años que se puso a salvo en un baño y pudo salir ileso por una ventanilla.

En la madrugada del lunes lograron rescatar a un inquilino identificado como Facundo, de 30 años, quien estuvo internado hasta el miércoles en observación pero fuera de peligro en el hospital de Emergencias Clemente Álvarez. El fin del operativo se extendió por más de 48 horas, cuando el martes por la tarde fue hallado el cadáver del único de los tres habitantes de la vivienda que no había sido rescatado. Se trataba de Ariel López, hijo del dueño de la casa.

En todas esas horas Lastorta no durmió. Este jueves, en su oficina de Rosario, siente ese dolor en las piernas y analiza lo que fue este extenso operativo al que considera como “un pequeño calle Salta”, donde participaron más de 90 personas de distintas dependencias y diferentes ciudades de la provincia de Santa Fe. Dice estar satisfecho con la tarea realizada, aunque lamenta la muerte de Ariel. Lastorta fue el encargado de trasmitir a la familia la noticia de que el hombre de 52 años estaba muerto bajo los escombros. Les había dado su palabra. El bombero dice que es un momento que no olvidará, pero que es parte de su trabajo, el que hace desde hace más de dos décadas.

“Por más que uno esté a cargo y tenga que tomar las decisiones, en estos casos hay que ponerse a trabajar a la par de los compañeros, porque un rescate no lo hace uno solo, es una acción colectiva, todos ponemos un poco para lograr el objetivo. La gente que trabaja en mi equipo la conozco desde hace mucho tiempo, formaron parte de lo que fue calle Salta en 2013, tiene una gran experiencia en este tipo de situaciones”, menciona a Rosarioplus.com. 

El experto explica después que cada escenario tiene sus complicaciones y que en este caso la estructura estaba muy endeble y peligrosa, incluso para quienes trabajaban en el rescate. En distintas dimensiones, asegura que hay similitudes con la tragedia de calle Salta, ya que las dos estructuras eran de grandes superficies. En este caso, fueron tres pisos los que cedieron en una zona de barrancas y todavía se desconoce por qué. En calle Salta, la estructura era de 10 pisos y el derrumbe se dio por una fuga de gas. 

“Todas estas situaciones son distintas, pero se trabaja de la misma manera. En este caso la estructura estaba muy inclinada y a punto de colapsar, si no tomábamos nuestros recaudos era muy riesgoso trabajar por adentro como topos, tratando de localizar a la víctima, porque realmente no sabíamos dónde estaba”, describió. Las horas, decisivas, estuvieron "cargadas de complicaciones": en muchos momentos era imposible avanzar, topándose con vigas y muros de cemento que complicaban las tareas de rescate y fue necesario el uso de maquinaria pesada.   

“En estas cosas tiene mucho que ver la experiencia y la práctica, cada cosa te enseña algo nuevo”. En este caso, afirma, se hizo el trabajo correcto y eso se lo trasmitió a sus subalternos cuando a pocas horas de lograr el rescate de Luis y, que a pesar que muchos puedan opinar, quienes estuvieron en ese lugar fueron él y sus hombres. “Después pasa que muchos desde un escritorio puedan dar su punto de vista, pero en esas instancias hay que decidir rápido y no nos equivocamos, muchos hablan y después se dan la vuelta y se escapan”.

Este jueves, mientras dialoga con este medio, asegura que el cuerpo le está pasando factura tras dos días sin dormir, más allá de ser una persona sana y que tiene un alto nivel de entrenamiento. Sabe bien que su trabajo es 7x24 y que su teléfono está siempre abierto. “Estoy con los pies para arriba ya que todavía me duelen las pantorrillas por tantas horas parado, subiendo y bajando escombros, yo no tengo horario con mi cargo y siempre hay algo por hacer”.