Tras el crimen de otro chofer en una esquina de barrio Saladillo, los taxistas se autoconvocaron, desde la madrugada de este jueves, frente a la sede de Gobernación (Santa Fe y Moreno) para pedir más seguridad.

También se registraron protestas similares, con corte de calle, en las zonas del casino y de la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno.

“Nos están usando de señuelo. Estos dos crímenes son distintos a los otros dos en el mes. Por otras broncas que debe haber en otras situaciones, parecen golpes terroristas”, había manifestado el presidente de Cámara de Titulares de Licencias de Taxis de Rosario (Catitlar), José Iantosca.

En tanto, desde el Sindicato Peones de Taxis lanzaron un paro por tiempo indeterminado, hasta obtener respuestas concretas del Gobierno provincial.

Dos homicidios en 24 horas

Hacia las 23.30 de este miércoles, en la esquina de las calles Marcelo T. de Alvear y Garmendia, los vecinos escucharon disparos cercanos y así divisaron un taxi marca Volkswagen detenido en la bocacalle. En su interior yacía el chofer con un balazo en la cabeza. Se llamaba Diego Celentano, de 32 años, conducía el taxi cuya titular es su esposa, y solía tener parada en la terminal de ómnibus Mariano Moreno.

La escena del crimen está atrás de las piletas del polideportivo municipal del barrio Saladillo y del monumento a Evita, La Mandarina.

Un detalle que reforzó el vínculo de este crimen con el del taxista Figueroa fue la presencia de una zapatilla abandonada junto al vehículo.

El martes a la noche, Héctor Figueroa, de 43 años, levantó un pasajero en Uriburu y Vuelta de Obligado, y lo trasladó hasta Flammarión y Lamadrid. Allí fue ejecutado con una decena de disparos por un segundo hombre que luego huyó junto con el pasajero. También allí quedó una zapatilla abandonada.