Callao 2761, una vivienda tradicional de barrio chato, como tantas otras de la zona, quedó señalada desde esta madrugada y para siempre con un mote que no se borrará: la casa del parricidio. Detrás de la puerta amarilla, enrrejada y con una estampita de San Cayetano se escondía el horror. En un amplio y añoso ropero yacía, desde el fin de semana largo, el cuerpo de Rosa Zorico, de 82 años, tras ser apuñalada unas veinte veces, quemada y escondida, presuntamente por su hijo.

Después de un par de días de cargar con ese secreto y sin solución aparente para tapar el crimen, Andrés C., de 40 años se desbordó y llamó a la policía. Alertó de la escena a la operadora sin demasiados detalles y la policía llegó a los pocos minutos. Pero la escena que se encontró era más dramática que la narrada: el cuerpo de la anciana tenía unos 20 cuchillazos y estaba parcialmente quemado en lo que se presupone que fue un intento de reducir el cadáver.  

Según el Ministerio Público de la Acusación (MPA) el relevamiento de la escena arrojó indicios respecto a que el hecho habría ocurrido en la zona del baño del domicilio. Allí la víctima fue agredida en primera instancia con un arma blanca y, luego de fallecida, fue quemada. Después de eso, la reacción fue de manual y probablemente instintiva: esconderlo. Pero los días pasaron y el cuerpo siguió allí, acabado e inerte.

Se presume que el hecho ocurrió hace 3 o 4 días. El fiscal Alejandro Ferlazzo, de la Unidad de Homicidios Dolosos, solicitó realizar autopsia para corroborar datos sobre la mecánica del hecho y constatar data del fallecimiento. Tras las primeras medidas investigativas se dispone la detención del hijo de la víctima, identificado como A.R.C. de 40 años, quien será llevado a audiencia imputativa en los próximos días, sindicado como autor del hecho.