Veintinueve días exactos faltaban para las elecciones de octubre cuando Cristina Kirchner subió el sábado al escenario de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET).
Después de dos meses en silencio, tras el resultado adverso de las PASO; la vicepresidenta volvió a hilvanar un discurso de profundo contenido político y a marcar su adhesión irrestricta a la candidatura de Sergio Massa. Un apoyo que todos conocían pero que querían escuchar ratificado en este momento de leves esperanzas para el futuro cercano. 

La ironía no estuvo ausente y se preguntó ¿Qué iba a decir ella sobre el resultado de las elecciones primarias, si ya había anticipado lo que iba a pasar? Cristina nunca aclara que si bien fue la primera que vio que ésta era una elección de tercios donde lo importante era “el piso y no el techo”; ni ella pudo prever cuál iba a ser el primer tercio. Nadie vio el volúmen de Milei cuando Horacio Rodríguez Larreta parecía todavía un elector gravitante y no el globo desinflado que resultó en la realidad.

Pero las genialidades estuvieron a la orden del día. Recomendó a los militantes no enojarse por lo que vota la gente y le sacó peso ideológico al voto libertario: “Querer vivir bien no es de derecha ni de izquierda, es de argentinos”, sentenció y hasta pidió disculpas por las altas expectativas que había despertado el gobierno de Alberto Fernández después del desastre de los cuatro años de Mauricio Macri. “No pudimos cumplir con esas expectativas y me disculpo”, indicó.

No saber si decidió hablar por el nuevo embate del partido judicial que la volvió a meter de cabeza en dos causas en las que ya estaba sobreseída (el memorándum de entendimiento con Irán y la causa Hotesur), no le quita peso específico a su reaparición pública cuando el imperativo del momento es fidelizar el voto a Unión por la Patria aunque sin provocar divisiones que puedan comprometer aún más las chances del peronismo teniendo en cuenta que, necesariamente, hubo
votos peronistas que fueron hacia el Libertario en los últimos comicios. No enojarse con esa gente es lo único que se puede ensayar para un intento final para que vuelvan al redil.

El reconocimiento de la vicepresidenta a Massa por mostrarle a la gente la verdadera cara del Fondo Monetario Internacional, es una medalla para el ministro que lo diferencia de su antecesor y también de los que proponían el default como salida al pozo en el que nos hundió a todos el macrismo.

Pero quizás el momento de mayor sinceramiento llegó cuando CFK reconoció que "nosotros también tenemos que discutir algunas cosas. Porque no es cierto que la gente se haya derechizado. Hoy ya no se puede ni alquilar. La gente quiere que sus hijos que van a la escuela
pública tengan clase", dijo en referencia a los paros docentes y reconoció que "es un tema álgido y de discusión. Pero tenemos que discutir eso sin enojarnos, porque sino vienen estos tipos a
discutirnos todo: los voucher, las universidades pagas", advirtió. Mejor síntesis de la realidad es difícil escuchar o leer por ahí.