La situación comprometida en la que se encuentra el país, la provincia y la ciudad pone en jaque a los oficialismos que buscan renovar sus mandatos, en tanto el cansancio y la bronca de la ciudadanía es capitalizada por nuevas fuerzas y ofertas electorales. A nivel nacional Unión por la Patria tiene un escenario difícil ante el crecimiento de Javier Milei, en Santa Fe se unieron los dos frentes opositores de manera tal que la oferta desde la gobernación no tuvo oportunidad, y lo mismo puede verse en numerosos casos de distintos distritos del país y en la región . El MPN perdió Neuquén, los Rodríguez Saá lo propio en San Luis, Gioja y Uñac en San Juan, por citar algunos ejemplos relevantes de la Argentina. O por ejemplo el caso de Chile, con Boric ganándole al candidato que apoyaba Piñera y luego el propio perdiendo la consulta por la Constitución Nacional.

En la previa del pasado domingo 10 de septiembre Rosario parecía presentarse como un nuevo y destacado ejemplo de esto, pero la candidatura de Juan Monteverde naufragó ante la reelección de Pablo Javkin quien no se destacó por una buena gestión en sus 4 años de intendente. Mientras este último respiraba aliviado y agradecía por una nueva oportunidad que le brindaba el electorado rosarino (como quien sabe que está en falta y debe compensarlo) la pregunta generalizada es cómo pudo reelegir contra tanta adversidad generada en gran medida por su mal desempeño en el Palacio de los Leones y por el fuerte contexto nacional y provincial. 

Si bien no lo tuvo fácil en la campaña, el escrutinio no resultó tan ajustado como se calculaba (empate técnico, decían muchas encuestas) y temprano en la noche del domingo ya pudo celebrar su reelección a contramano de las tendencias. 

Esto no habría sido posible sin la pasividad del PJ de la provincia y de la ciudad de Rosario que se enredó en unas internas marcadas por los egos que atomizaron la oferta electoral para la gobernación, y entregaron la PASO municipal a Monteverde. En pos de una pretendida renovación dirigencial, se dilapidó a uno de los principales partidos políticos de una provincia relevante para el escenario nacional en un año decisivo en todos los ámbitos.

Restará ver si en el interior del PJ esto produce una autocrítica o si acaso era parte del plan perder de esta manera provincia y ciudad. Porque considerando el discurso y el accionar de campaña de Monteverde, negando al peronismo y planteándose autónomo luego de usar el aparato, los fondos y la militancia de las agrupaciones peronistas, su candidatura no representaba al PJ de Rosario.