Esta semana el gobernador Omar Perotti se desmarcó, pos cierre estricto, de retomar las clases presenciales, a diferencia de como lo había hecho hace apenas 20 días cuando impulsó una gestión a nivel nacional para obtener esa modalidad. Esta vez esquivó los reproches del Gobierno nacional que sí llegaron contra el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y el de Mendoza, Rodolfo Suárez.

El propio presidente Alberto Fernández calificó el lunes que esos distritos "están jugando con fuego" y van a "quemar a la gente", algo que no terminó salpicando a Perotti que ya venía con varios episodios de diferencias con la administración nacional, como con el cierre de exportaciones a la carne.

Pero la avanzada, que de fondo parece ser política, no sólo significó aquella calificación presidencial sino también continuó con declaraciones del ministro de Educación, Nicolás Trotta, cuestionó a Schiaretti y le adjudicó la postura al “año electoral”.

“Me llama la atención el cambio de agenda del Gobierno de Córdoba por el año electoral”, dijo Trotta al hablar por FM 95.1, y agregó que la actitud del Ejecutivo provincial “se enmarca en un camino de irresponsabilidad”.

Perotti se despegó de algunas decisiones sanitarias de Nación. A principios de mayo adhirió a regañadientes al decreto de necesidad y urgencia que el presidente Alberto Fernández y suspendió las clases presenciales, pero después fue a negociar su reapertura junto al impulso del intendente Pablo Javkin. Sumado a otras diferencias de índole económica, generaron cierta rispidez entre las administraciones. Esta vez puso un stop debido a la situación de alerta y el elevado número de contagios.