En sintonía con los gastronómicos, y ante los anuncios de nuevas restricciones horarias, el presidente de la CEA (Cámara de Eventos y Afines), Iván Hawryluk dijo a Rosarioplus que estas nuevas medidas son una sentencia de muerte que generaría una caída estrepitosa y aún mayor en el sector provocando una enorme cantidad de cierres y quebrantos.  “Si es que se anuncia desde la provincia la no circulación de 23 a 6 volvemos a retroceder y la situación es crítica e insostenible”.

“El cliente se cansa del toqueteo y por otro lado, nosotros no podemos desarrollar bien nuestro trabajo. El gobierno toma medidas prohibitivas y no educa, nosotros no somos el problema. No se puede jugar con la gente y un día decirle una cosa y después otra”, explicó  Hawryluk y adelantó que este viernes por la tarde mantendrán una reunión con el ministro de Trabajo Roberto Sukerman para tratar de encontrar una solución. “Todavía no hemos tomado medidas, esperamos atentamente dialogar con el Gobierno”, añadió.

Por otro lado alegó que la readecuación propuesta a mediados del año pasado, cuando aflojó la pandemia, es algo que “no les sirvió” dado que los clientes esperan tener un evento como lo contrataron y eso no sucederá hasta que la vacuna  aparezca. “Desde el 20 de marzo tenemos cerrados los salones sin posibilidad de trabajar”, protestó.

“Las ayudas del gobierno son escasas y no todos los colegas han podido acceder. Los pocos eventos que se pueden hacer se ven siempre sujetos a cambios que hacen que ante la incertidumbre de algún decreto no se hagan y la gente se cansa de las idas y vueltas”, aseveró.

“Seguimos esperando un llamado del gobernador para atender una industria en crisis y a punto de perder todo”, dijo el empresario que aún mantiene la esperanza de poder remontar su negocio. “La actividad ya veía en baja”, apuntó sobre la crisis del país antes de la pandemia. “El contexto en general es delicado y  eso nos afecta muchísimo”, agregó.

Generalmente en el invierno es cuando los interesados suelen reservar los salones para el siguiente año. Con protocolo presentado, igualmente, la cantidad de personas que arriesga con hacer una fiesta es poca, escasa. La falta de certezas se adueñó de estas decisiones y perjudico seriamente al sector. “Los clientes ante la incertidumbre no desean continuar con sus eventos, los cancelan y esperan hacerlos más adelante”, expresó.

A mediados de noviembre, dicha Cámara pidió la posibilidad de reabrir sus negocios tras casi un año sin poder trabajar. “Hemos cumplido a rajatabla el pedido sanitario de no abrir nuestras instalaciones. Entendemos que hoy somos una herramienta, tanto para la provincia como para la sociedad, a fin de evitar fiestas clandestinas que no generan trabajo, donde la gente no se cuida y no hay protocolos. Nosotros, en cambio, contamos con todos los requisitos adecuados", sostuvo en ese momento Hawryluk.

En Rosario y zona actualmente hay 250 comercios del rubro.  La modalidad actual de funcionamiento les permite trabajar como bares, pero  según Hawryluk esta propuesta les resulta poco atrayente y rentable, de todos ellos sólo 13 a aceptaron la adecuación. “Después de casi un año sin poder trabajar esto se opone muy difícil", lamentó. “Son pocas las empresas que están trabajando y lo hacen acatadamente, la subsistencia a través de esta forma es imposible”, dijo ante la dificultad del sector de no poder cumplir con sus contratos.