Los efectos de las medidas de política económica adoptadas por el gobierno nacional desde el 11 de diciembre son parejitos y hacia el mismo lado, según lo ocurrido hasta el fin del primer semestre de 2016. Como el segundo semestre fue postergado por mal tiempo, la llegada de la felicidad también vendrá con retraso. Sólo para elegir un grupo de aquellos efectos que podrían considerarse significativos, puede decirse que de mayor a menor se ubican en el ranking la transferencia del trabajo al capital, el aumento de las obligaciones por la deuda pública, la caída de la recaudación por disminución de tasas de los derechos de exportación y la ganancia por la macro devaluación a quienes contrataron operaciones de dólar futuro.

Combatiendo a El Capital  – 251.604 millones

Lo ocurrido en el terreno laboral hasta fines de junio puede sintetizarse del siguiente modo:

  1. Caída del empleo privado registrado
  2. Caída del empleo público nacional y en menor medida en los estados provinciales y municipales
  3. Caída del empleo privado no registrado
  4. Caída de las horas trabajadas
  5. Crecimiento de las suspensiones
  6. En consecuencia elevación del número de personas sin empleo o con salarios reducidos
  7. Pérdida del poder de compra del salario en cada uno de los segmentos, dado que las tasas de incremento acordadas en paritarias o decididas unilateralmente por los empleadores han sido en todos los casos por debajo de la inflación medida tanto por la C.A.B.A. como por la provincia de San Luis y en la mayoría de los convenios pagaderos en cómodas cuotas como si se tratase del ahora 12
  8. Los primeros impactos del incremento de las tarifas han provocado un brutal desplazamiento de la demanda de los hogares y en consecuencia de los hábitos de consumo. A su vez, el incremento fue a parar en forma neta al bolsillo de las empresas proveedoras o distribuidoras.

El efecto acumulado sobre la masa salarial (hasta fines de junio), permite ser estimado en 251 mil millones de pesos. Los márgenes de error pueden ser estimados en +/- 5%. Se trata de una monumental transferencia del trabajo al capital equivalente al 4% del producto bruto interno. El impacto sobre los hogares se trasladó en forma inmediata al nivel de actividad económica dado el peso del consumo interno (78%) y la alta proporción de asalariados sobre el total de la población económicamente activa (83%). Fuentes: Boletín de la Seguridad Social, Estadísticas de la UART, CEPA, Indec, Ministerio de Trabajo, AFIP y elaboración propia.

Daño autoinfligido – 168.720 millones

La devaluación del 17 de diciembre trajo aparejado un conjunto de efectos cruzados de diferente intensidad. Entre ellos, aquí se destaca el aumento del presupuesto nacional y las obligaciones del BCRA para atender los compromisos de la deuda pública. En primer término la deuda preexistente, cuya atención estaba prevista a un dólar de $ 9,60, creciendo a guarismos oscilantes en torno de los $14,50. En segundo término nuevos compromisos por las nuevas emisiones de deuda, tanto para el pago a los buitres como para la atención de un conjunto de gastos corrientes. En tercer término la necesidad de emisión monetaria para remunerar la suscripción de letras del Banco Central a fin de competir con la fuga hacia los dólares. Fuente: presupuesto nacional, base de datos de la deuda pública del Ministerio de Hacienda y Finanzas, boletín oficial, balances semanales del Banco Central y elaboración propia.

Un regalo sin contrapartida – 65.411 millones

La reducción a cero por ciento de la mayoría de las posiciones arancelarias de exportación y en 5% de las pertenecientes a la soja en sus diferentes variantes (grano, aceite, harina y biocombustible) lo fue con la intención de incrementar los niveles de rentabilidad del sector. La parte del león se la quedaron las empresas exportadoras y la lluvia de dólares no se produjo. Sólo garúa para los productores y en algunos casos las inundaciones se llevaron puesta la codicia guardada en silos bolsa. Los dólares que se suponía ingresarían fueron de menor cuantía que lo esperado y la recaudación fiscal lo mostró con toda crudeza. El tesoro nacional resignó ingresos en los primeros meses del año, equivalentes a 65 mil millones de pesos. En el cuadro puede verse el comportamiento mes a mes de la recaudación tanto de los derechos de exportación como los relativos a las importaciones. En este último caso, la buena noticia del aumento de la recaudación es la peor noticia para la actividad económica debido al proceso de sustitución inversa: importados por nacionales.

El futuro es nuestro pero el del dólar es ajeno – 53.719 millones

Las acciones judiciales contra funcionarios del gobierno saliente por la implementación de operaciones de dólar futuro ya son conocidas. Sin embargo y a pesar de la información que circuló por diversos canales, las miradas no se han vuelto hacia los beneficiarios, entre los que se encuentra buena parte del gabinete de Macri y empresas amigas del poder de turno. La lista de  641 páginas de contratantes de dólar futuro disipa cualquier duda: compraron apostando a la devaluación y presionaron para que así ocurriese al cambiar el gobierno[1]. El costo fiscal o cuasi fiscal de la operatoria por dólar futuro es significativo porque es similar al presupuesto previsto para todo el año 2016 para las universidades nacionales. Atribuirle al gobierno saliente el efecto de la devaluación cuando esta fue decidida por el nuevo gobierno no admite ni siquiera tratamiento. Sin embargo la justicia mediática avanza con su plan. Y –por ahora- no ha habido presentaciones ante el avasallamiento del derecho de propiedad del poder adquisitivo del salario.

Cancha inclinada

En estos seis meses se han sentado las bases para provocar una redistribución de ingresos en varias dimensiones y entre ellas:

  • Del trabajo al capital
  • De las micro, pequeñas y medianas empresas a las grandes
  • Del estado nacional a los complejos exportadores
  • De los estados sub nacionales al estado nacional
  • Del sector productivo al sector financiero
  • De la Argentina trabajadora a los buitres extranjeros y locales