Las declaraciones del vicegobernador Carlos Fascendini cayeron como un misil dentro de ya agrietado radicalismo provincial. El tono que utilizó al hablar de “banda de Corral y Barletta” se tomó como despectivo por los radicales de Movimiento de Acción Radical (MAR) y Universidad, aunque entienden que responde a un exabrupto del vicegobernador y no a una interna partidaria irremontable.

"Creo que toda la banda de (José) Corral y de (Mario) Barletta debería dejar los lugares que está ocupando en el gobierno provincial antes que los echemos", disparó Fascendini y tiró leña al fuego. Según el concejal rosarino Martín Rosúa, referente de MAR, este tipo de expresiones responden a una lógica de “adoctrinar a los radicales bajo amenaza de que los van a echar de los cargos de gobierno”.

“Me cuesta entender -opinó el edil- este tipo de expresiones agresivas, al hablar de una ‘banda’, de que ‘los vamos a echar de los cargos públicos’, porque vienen del vicegobernador que representa la totalidad del radicalismo”. La sorpresa del concejal se funda en que “el radicalismo está buscando mantenerse unido y definir un rumbo en las convenciones”.

Esta idea de que el enemigo está en casa, la reflotó el concejal: “Las elecciones las ganó el Frente Progresista y el radicalismo está co-gobernando. No somos empleados que nos pueden echar bajo una práctica casi extorsiva”, apuntó.

La Mesa de Cambiemos Santa Fe, donde parte del radicalismo y el Pro sellaron alianza para elecciones de término medio, aceleraron la interna de los que pretenden quedarse férreos en el Frente Progresista y los radicales que quieren pegar el salto en la provincia al macrismo.

Sin embargo, Rosúa le bajó el tono a la interna al entender que no ve una tensión en grandes dimensiones y que en la agenda diaria del radicalismo no se discute la dualidad política. “Sus declaraciones no son producto de una crispación interna del radicalismo sino de un exabrupto suyo. Incluso Lifschitz no puso el tenor que sí puso Fascendini”, observó.