Francia empieza 2022 con una evolución de sus métodos contra el coronavirus, con restricciones que abogan cada vez más por conciliar vida económica y sanidad: los aislamientos se reducen y en las escuelas las clases dejarán de cerrar cuando haya positivos. Parece ser una prueba piloto para el resto de Europa.

La extrema vigilancia se impone en este enero, cuando Francia espera alcanzar el pico de enfermos en hospitales y tras una semana en la que se han sumado hasta un millón de positivos, con hasta 200.000 casos nuevos diarios.

Ante esta perspectiva, el país se ha sumado a la decisión de otras naciones de reducir los períodos de aislamiento en vacunados, que sólo tendrán que pasar una cuarentena de siete días cuando den positivo, o de cinco si tras 48 horas sin síntomas vuelven a dar negativo.

Los contactos estrechos de la enfermedad que estén vacunados no tendrán que aislarse -solo se les recomienda que extremen las precauciones-, pero sí multiplicar los diagnósticos.

El primer día deberán acudir a una farmacia donde se someterán a una prueba gratuita y si es negativa recibirán gratis dos autotests suplementarios que tendrán que hacer en un intervalo de cuatro días.

Este será exactamente el mismo procedimiento que seguirán los menores de edad, incluido en las escuelas desde el regreso a las aulas este lunes. Las clases no se cerrarán automáticamente cuando haya tres positivos, sino que los niños tendrán que pasar también por las tres pruebas de diagnóstico en cuatro días para evaluar su estado y acreditar siempre el test negativo.

Por su parte, las personas no vacunadas -más de cinco millones, sin contar a los menores de 12 años- deberán guardar una cuarentena de diez días si dan positivo y de siete si son casos de contacto.