A poco de haber dado a conocer públicamente que su reconocido cuento Las cosas que perdimos en el fuego será llevado al cine por la cineasta británica Prano Bailey-Bond, la escritora y periodista cultural Mariana Enríquez se explayó al respecto y habló sobre cómo transita la pandemia y cuáles son sus próximos proyectos.

En diálogo con Evelyn Arach y Mauro Aguilar en, Un lunes copado, por la Sí 98.9, la escritora relató sobre la historia de mujeres que se prenden fuego por la violencia machista que resultó de tal interés mundial ya está siendo llevada al cine: “La productora le ofreció los derechos a esta directora de terror que le encantó el cuento. A mí me gustó mucho una película suya, me encanta el cine de terror, y que sea una mujer la que lo dirija, está buenísimo”.

El argumento dio que hablar, con sus hogueras clandestinas donde las mujeres buscan empoderarse dejando cicatrices visibles por haber sido víctimas de la violencia de género. “Al cuento no lo veo como una denuncia, sí como un pensamiento político sobre la violencia de género llevado a la ciencia ficción. Ellas reaccionan de esta manera, en una reacción radicalizada, dañándose, es complejo de pensar. La que lo relata es una testigo de ese hecho, no una militante desde adentro, que ayuda pero que duda”, reflexionó.

El género de terror para Mariana es un género “súper popular, a mucha gente le gusta, porque se trabaja con una emoción poderosa como es el miedo y el tema con el que se trabaja es la muerte y es lo desconocido”.

Luego aclaró en torno a su otra profesión que corre por otro carril: “Cuando escribo ficción no me siento periodista, en el periodismo hay una ética social, trabaja con datos, y tiene un límite tremendo de la realidad. Si pienso un cuento, moldeo los personajes y chau. Una cosa es comunicar, que es con responsabilidad, y otra es la literatura, donde se explica lo menos posible”.

Enríquez advirtió cierta tendencia en el mercado literario hacia el consumo de autoras. “Mundialmente se está leyendo más a las mujeres, y creo que pasan tres cosas: provocan más interés, se las considera más en la llamada ‘experiencia universal’ que antes era solo la que podían hablar los hombres como universales, y también hay una cuestión muy comercial de que se está vendiendo más. La conversación mundial comenzó a pasar por las mujeres, no solo en la literatura sino en general, entonces el mundo empezó a escuchar qué están diciendo”.

Sin embargo aclaró: “Las escritoras tenemos que salirnos un poco del rótulo, hay muchas escritoras argentinas muy buenas, pero debemos marcar la diferencia, resistir un rótulo que te homogeinice como artista individual. A mí me gusta escribir con las costumbres argentinas a las que pertenezco, de Buenos Aires, de Corrientes. Y si busco leer algo de Emmanuel Carrère, estoy buscando algo del costumbrismo parisino”.

La pandemia como proceso 

La Enríquez, como muchos la llaman, relató su vivencia sobre la pandemia, que justo comenzó pocos meses después de que terminó su última novela Nuestra parte de noche, que ganó varios premios, a fines de 2019.

Tres meses después estábamos encerrados, y yo planeaba un descanso después de esa novela porque cuesta despegarse, planeaba un año sabático, así que estuve mucho tiempo sin hacer nada. La pandemia a cada uno le pegó de otra manera, a mí me cortó la inspiración, me dejó muda. Ahora se me empieza a ocurrir algo para escribir de auto ficción del mundo de los fans (porque yo también soy una fan de bandas y me encanta), y estoy leyendo mucho sobre fantasmas. Estoy en un momento que quedé como vacía por la novela y por el covid, y estoy llenando de vuelta el cuartito de la imaginación”.

De esta forma, aseguró que en la pandemia se dedicó a vivir leyendo, ya que no comprende cómo muchos le encontraron “esa productividad”. Para Mariana, “es necesario dejarnos marcar por este acontecimiento que es súper doloroso, ignorarlo es dañino. Estamos viviendo un duelo que es global y aun no terminó”.

Finalmente recordó que algunas de sus grandes influencias son “los escritores de la pandemia del Sida”, muchos trabajaban con la enfermedad, la narrativa de la vulnerabilidad, el cuerpo. “Seguramente algo me va a servir de la cicatriz que me dejó esta pandemia, en la sensibilidad”.

Escuchá la entrevista a Enríquez en Un lunes copado:

"Un lunes copado" 2/8