No duró mucho el idilio entre el presidente Mauricio Macri y el gobernador Miguel Lifschitz. Esta semana la crisis por las inundaciones y la intención del gobierno nacional de girarle 25 mil millones de pesos de manera extraordinaria a la gobernadora María Eugenia Vidal, volvieron a meter ruido entre Santa Fe y la Nación.

Santa Fe se inundó por segunda vez en menos de un año. Cuando ambos mandatarios recién habían asumido, más de la mitad de los departamentos provinciales estaban bajo agua. En aquel momento Macri bajó al territorio para sobrevolarlo, trajo a parte de su gabinete, se abrazó con una productora afectada cerca de Rafaela (tal como marca la costumbre del PRO) pero sólo aportó 50 millones de pesos.

Incluso al entonces flamante gobierno de Cambiemos le costó entender que lo que necesitaba la provincia no era ayuda para inundados porque era muy poca la gente evacuada y la provincia se podía hacer cargo del tema. La ayuda que realmente se necesitaba era de fondos para poder reestablecer caminos y producciones afectadas, exenciones impositivas, créditos blandos, etc.

Esta vez el gobierno nacional aún no se dio por enterado de que hay un millón de hectáreas bajo el agua que ya causaron pérdidas cercanas a los 800 millones de dólares, incluyendo los casi mil tambos que han dejado de producir. Los costos, tal como los estableció el ministro de la Producción Luis Contigiani, son sin contar la infraestructura vial que para Santa Fe significaron en la crisis anterior, una inversión de 800 millones de pesos.

El otro punto de rispidez es común a todas las provincias argentinas. Macri quiere darle un aporte de 25 mil millones de pesos a Buenos Aires porque quiere ganar las elecciones de mitad de año en el principal distrito del país. Pero en ese marco, Santa Fe le reclama la deuda por el fallo de la Corte Suprema relacionada con las retenciones indebidas por la caja de jubilaciones durante los últimos 15 años. Con intereses, el cálculo llegaría a los 40 mil millones de pesos. Macri reconoce la deuda pero nunca dio un indicio de cómo ni cuándo podría empezar a saldarla.

El más vehemente con el tema fue el ex gobernador Antonio Bonfatti que especula con ser o no candidato a diputado nacional en las elecciones de este año. “Parece que los fondos están para unos y para otros no”, dijo el actual presidente de la Cámara de Diputados de Santa Fe. Por su parte, el vicegobernador Carlos Fascendini admitió: “Nos preocupa esta situación porque la transferencia a Vidal no es ninguna obligación del Estado mientras que la deuda que mantiene con Santa Fe sí lo es”. Y agregó como para que no queden dudas que “hay un claro objetivo político electoralista y por eso Macri privilegia sus amistades políticas por encima de sus obligaciones reales”. Sin dudas, este será un año en el que la cuerda comenzará a tensarse a medida que se acerque el cronograma electoral.